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Perspectiva

La huelga de Matamoros amenaza con frenar industria automotriz norteamericana

La huelga de 70.000 trabajadores principalmente de autopartes en Matamoros, México, está comenzando a afectar la producción en las ensambladoras de automóviles en Estados Unidos, presentando la posibilidad de que la producción automotriz en toda América del Norte se vea detenida.

Los trabajadores estadounidenses están reportando al World Socialist Web Site que la gerencia ha ralentizado la producción en las plantas de ensamblaje de General Motors y Ford como resultado de la huelga. La producción en la planta de ensamblaje de Ford en Flat Rock, Michigan, se detendrá completamente toda la semana debido a una escasez de autopartes causada por el paro en Matamoros.

Al detener valientemente su trabajo, los obreros de unas 50 plantas de autopartes en Matamoros que han salido en huelga, justo al sur de Brownsville, Texas, podrían poner de rodillas a un importante sector de la economía global.

La huelga demuestra la unión objetiva y los intereses de clase comunes de los trabajadores estadounidenses, canadienses y mexicanos. Constituye, además, la respuesta a las amenazas racistas de Donald Trump de construir un muro entre Estados Unidos y México y al veneno nacionalista promovido por los sindicatos United Auto Workers y Unifor que buscan hacer creer a los trabajadores automotores de EUA y Canadá, respectivamente, que sus enemigos son sus hermanos y hermanas mexicanos, no la patronal automotriz y el sistema de lucro capitalista.

Los trabajadores de Matamoros están comenzando a reconocer su fuerza social. El domingo, miles de obreros marcharon entre sus plantas y el centro de la ciudad cantando “¡Fuera burgueses!”. Algunos de los participantes emitieron una apelación en las redes sociales a “todos los trabajadores en México” a unírseles a una huelga general nacional como parte de lo que han llamado “Un Día Sin Obreros”.

Una sección de la manifestación de masas el domingo marchó detrás de la consigna “Sindicato y empresas matan a la clase obrera”. Los trabajadores han indicado que “todos han leído” la cobertura del World Socialist Web Site.

Sindicato y empresas matan a la clase obrera

Hay señales de que la huelga se pueda expandir. El viernes, la empresa de partes Aptiv despidió a cientos de trabajadores en la ciudad fronteriza de Reynosa por participar en paros parciales exigiendo un aumento del 100 por ciento. Los despidos provocaron gran ira entre los trabajadores.

Los ojos de millones de trabajadores de las maquiladoras a lo largo de la frontera entre EUA y México, quienes producen casi dos terceras partes de las exportaciones mexicanas, están puestos sobre la lucha en Matamoros.

La huelga muestra que la interconectividad internacional de la industria automotriz es una fuente de profundas fuerzas para los trabajadores en todas partes. Mientras que las empresas han utilizado la globalización para facilitar la superexplotación de los trabajadores en todo el mundo, la huelga en Matamoros confirma que los trabajadores en cada centro de producción tienen el poder de sacudir e interrumpir la maquina global entera de producción con fines de lucro.

Decenas de miles de trabajadores por todo el mundo están siguiendo la cobertura del World Socialist Web Site de la huelga y cada vez más están enviando sus mensajes de apoyo:

  • Un trabajador de GM en Oshawa, Canadá, dice: “Las empresas están tratando de explotar a todos estos trabajadores por toda la frontera. ¡Estoy harto de eso! Ni Canadá, ni Estados Unidos ni México se merecen esto. Vamos a seguir exactamente lo que están haciendo los trabajadores mexicanos. Nuestro sindicato no está haciendo mucho por nosotros. Ustedes son los que necesitan luchar esta lucha, necesitan ganarla. Mantengan la cabeza bien alta”.
  • Un trabajador rumano de Autoliv —una de las empresas en huelga en México— le comentó al WSWS: “Las condiciones en México son un escándalo. En Rumanía tampoco es nada bueno. Trabajamos 12 horas por 20 euros al día. Los sindicatos son iguales en Rumanía que en México. Son pequeños patrones. En México y Rumanía necesitamos conseguir condiciones mejores y dignas”.
  • Un obrero de GM en Silao, Guanajuato, compartió esta posición: “Se debe hacer algo similar aquí en Silao. Este sindicato no sirve de nada”.
  • Un trabajador de autopartes en Detroit, Michigan dijo: “Me anima que estén apelando por encima de estas fronteras nacionales imaginarias a sus hermanos y hermanas de la clase obrera al norte y diciendo ‘un perjuicio a uno es un perjuicio a todos’. Debemos luchar juntos como una fuerza global unida. No dejaremos que empresas basadas en EUA les hagan daño a los trabajadores mexicanos en nombre del capitalismo. Ustedes son nuestros compañeros trabajadores, solo que viven en un país diferente”.

Estos mensajes de solidaridad de clase exponen la mentira de los sindicatos de que los trabajadores de los tres países de América del Norte tienen intereses diferentes. Los sindicatos en cada país les dicen a los trabajadores que deben competir con sus cotrabajadores en vez de unirse y luchar contra sus enemigos empresariales comunes. Los sindicatos les dicen a los trabajadores en los países más ricos que acepten recortes salariales y a sus prestaciones para “salvar sus empleos”.

Esta estrategia ha sido un desastre para los trabajadores automotores. Amplios sectores de las zonas centrales de EUA y Canadá se han visto devastados por cierres de plantas y las entregas impuestas por los sindicatos, mientras que los salarios de los burócratas de Unifor y UAW se han disparado a los cientos de miles de dólares. Ahora, GM está planeando eliminar 15.000 trabajos más, incluyendo plantas en EUA y Canadá que se están viendo impactadas por la huelga de los trabajadores mexicanos de autopartes.

La huelga en Matamoros es un evento global. Lo que está sucediendo es una guerra de clases abierta. Las empresas están despidiendo a cientos de trabajadores, amenazando a sus familias con la destitución. Estas corporaciones han encerrado a los trabajadores con barreras físicas en las plantas para prevenirles que salgan en huelga. La Marina mexicana y la policía estatal han estado patrullando frente a las manifestaciones con sus dedos puestos en los gatillos de rifles de asalto. En una semana, los trabajadores les han costado a las empresas $100 millones en ganancias.

Hasta la fecha, no ha habido ni un solo reporte en la prensa corporativa estadounidense sobre la huelga. La prensa nacional mexicana ha ignorado la huelga con casi la misma tenacidad.

Mientras los periódicos estadounidenses como el New York Times gastan miles de pulgadas de sus columnas para cuestiones de identidad sexual y racial, censuran las cuestiones de vida y muerte para la clase obrera, encubriendo sus luchas.

La clase gobernante —incluyendo los sindicatos— no pueden darse el lujo de hablar sobre la huelga en Matamoros porque les aterra que inspire como un ejemplo a seguir a los trabajadores en todas partes.

Este es el ejemplo que están estableciendo los obreros de Matamoros:

Los trabajadores están organizándose independientemente de los sindicatos y eligiendo sus propios comités, con dos representantes de cada planta, quienes están encargados de coordinar la huelga, compartir información entre las plantas en huelga y realizar apelaciones más amplias a la clase obrera en general. Cada vez más, este se ha vuelto el tema central de la lucha de clases en 2019.

Estos son primeros pasos cruciales. Pero hay que advertirles a los trabajadores de Matamoros que las empresas y los sindicatos están utilizando una estrategia del “palo y la zanahoria” para debilitar su lucha. Más allá de las amenazas de despidos y violencia, las empresas y los sindicatos están utilizando los llamados de abogados laborales arribistas que fingen apoyar a los trabajadores mientras se presentan junto a burócratas sindicales odiados y urgen a los trabajadores a “reformar” el sindicato en vez de tomar “acciones independientes”.

Apelaciones de los trabajadores similares al recién elegido presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se ha comprometido públicamente a defender los intereses de los bancos y las corporaciones, caerán en oídos sordos.

Si los trabajadores siguen tales consejos, cederán su propia iniciativa. Su verdadera fuerza es precisamente su independencia de los sindicatos y los partidos políticos capitalistas. El verdadero camino hacia adelante es apelar sus compañeros trabajadores de todas las maquiladoras y sus hermanos y hermanas de clase en Estados Unidos y Canadá.

Los huelguistas en Matamoros están probando que, sin importar la raza, el color de piel o la nacionalidad, todos los trabajadores son explotados por las mismas corporaciones y todos hablan el mismo idioma de la lucha de clases. La unidad internacional de la clase obrera es la base para construir una sociedad socialista libre de guerras, antagonismos nacionales y desigualdad social.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de enero de 2019)

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