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Perspectiva

A medida que comienza la contraofensiva ucraniana, la OTAN se acerca a una intervención directa

La cumbre de la OTAN de julio de 2022 en Madrid, España [AP Photo/Jonathan Ernst]

Esta semana, Ucrania inició su ofensiva largamente planificada contra el territorio ocupado por Rusia, enviando columnas blindadas, incluyendo tanques de batalla principales suministrados por la OTAN, contra las atrincheradas posiciones rusas.

De acuerdo con los informes de los funcionarios rusos que no han sido rebatidos por el Gobierno ucraniano, la ofensiva inicial ha resultado en una serie de desastres militares para las fuerzas armadas ucranianas.

El Ministerio de Defensa de Rusia publicó imágenes de columnas con uniforme ucraniano aparentemente avanzando sin protección de ataques aéreos en campo abierto, lo que tuvo resultados devastadores. Las imágenes también muestran la destrucción de un tanque Leopard 2 alemán, según el Gobierno ruso.

El jueves, el ministro de Defensa ruso Serguéi Shoigú dijo que las fuerzas ucranianas intentaron atacar Zaporiyia pero fueron rechazados, perdiendo 30 tanques, 11 vehículos acorazados de combate y 350 soldados. Dijo que Ucrania había perdido más de 1.000 tropas en 24 horas.

Más tarde en el día, el New York Times escribió que los funcionarios estadounidenses “confirmaron que las tropas ucranianas de avanzada sufrieron bajas en los combates iniciales”, efectivamente confirmando las afirmaciones rusas.

Por meses, la ofensiva inminente ha sido aclamada por la prensa estadounidense como un punto de inflexión en la guerra. Bret Stephens del Times dijo que esperaba “una derrota aplastante e inequívoca” de Rusia, mientras que David Ignatius del Washington Post dijo que “cambiará la dirección” de la guerra, proclamando “el amanecer del Día D para Ucrania”.

Dado que EE.UU. y las demás potencias de la OTAN anticipaban una gran derrota contra el Gobierno ruso, uno de sus objetivos era dejar listo el escenario para la cumbre de la OTAN el 11 y 12 de julio en Vilna, Lituania.

El encuentro había sido concebido como una cumbre de vencedores, que utilizaría los avances en el campo de batalla ucraniano para dar toda una serie de ultimátum a Rusia, incluyendo que se retire completamente, no solo de las partes de Ucrania que tomó durante la invasión de 2022, pero también de la península de Crimea.

Estas exigencias, formuladas por las fuerzas movilizadas de la OTAN, provistas de armamento preposicionado a lo largo de una frontera masivamente ampliada con Rusia (tras la adhesión de Finlandia a la OTAN), debían respaldarse con la amenaza de intervenir desde una posición de fuerza, con el objetivo de imponer una paz de vencedores.

Si la cumbre de Vilna se celebra en condiciones de grandes reveses e incluso del colapso de la ofensiva, como parece más probable, será la ocasión para anunciar una nueva escalada masiva de la participación de Estados Unidos y la OTAN en la guerra.

Lo que se concibió como una cumbre de vencedores puede ser una cumbre de Gobiernos desesperados y dispuestos a emprender las acciones más temerarias para revertir el resultado de la guerra.

En caso de una debacle militar de Ucrania, existe el peligro extremo de que las potencias de la OTAN respondan con la declaración de una zona de exclusión aérea sobre Ucrania, que implicará el uso de aviones de guerra de la OTAN contra aviones rusos, y el despliegue de tropas terrestres de los Estados miembros de la OTAN en Ucrania.

Este es el contexto en el que el ex secretario general de la OTAN, Anders Rasmussen, declaró que, si la OTAN no adoptaba algún tipo de alianza militar formal con Ucrania en la próxima cumbre, algunos miembros de la OTAN anunciarían el despliegue de sus propias tropas terrestres.

Si la OTAN no consigue ponerse de acuerdo sobre un camino claro para Ucrania, existe una clara posibilidad de que algunos países actúen individualmente. Sabemos que Polonia está muy comprometida en proporcionar ayuda concreta a Ucrania. Y no excluiría la posibilidad de que Polonia se comprometa aún más en este contexto a nivel nacional y fuera seguida por los Estados bálticos, quizás incluyendo la posibilidad de tropas sobre el terreno”.

Continuó:

Creo que los polacos considerarían seriamente entrar y formar una coalición de países dispuestos si Ucrania no consigue nada en Vilna.

La Administración de Biden había descartado tales acciones, declarando que conducirían a una “Tercera Guerra Mundial” y crearían la posibilidad de un “Armagedón” nuclear.

Pero para la OTAN, no menos que para Rusia, la guerra está adquiriendo un carácter existencial. Es absolutamente fundamental para la estrategia global de la Administración de Biden, que concibe la derrota militar de Rusia como un requisito para preparar enfrentarse a China.

A medida que la guerra ha ido avanzando, los Estados miembros de la OTAN han cruzado repetidamente todas las “líneas rojas” que se habían fijado. Un reciente artículo de The Economist, cuyo último número está completamente dedicado a la ofensiva ucraniana en marcha, explica las consideraciones detrás de la participación cada vez mayor de Estados Unidos y la OTAN en la guerra. The Economist escribe:

Los generales estadounidenses piensan cada vez más que es posible diseñar una “derrota estratégica” para Rusia. Con el tiempo se han vuelto menos temerosos de una escalada nuclear. En parte, su estrategia de “rana hervida”, aumentando gradualmente la ayuda militar convencional, ha contribuido a mitigar el riesgo. Y al provocar a Rusia, mediante ataques a la región fronteriza de Belgorod o ataques con pequeños drones al Kremlin, Ucrania también pretende poner en evidencia las amenazas rusas vacías.

Este objetivo es especialmente atractivo para los planificadores militares estadounidenses, porque hace tiempo que temen la posibilidad de tener que librar dos guerras a la vez: con Rusia en Europa y con China en Asia. Si la amenaza de Rusia se redujera sustancialmente, al menos durante algunos años, se podrían destinar más recursos a disuadir a China, que se ha convertido en la preocupación militar más acuciante de Estados Unidos.

Estados Unidos está cada vez más comprometido con la derrota militar de Rusia, y está adoptando medidas cada vez más temerarias para conseguir este resultado.

Hasta la fecha, el Gobierno ruso no ha respondido a las provocaciones cada vez más temerarias de la OTAN porque pretende llegar a algún tipo de resolución pacífica del conflicto.

Pero cada una de las “líneas rojas” cruzadas por la OTAN sirve para intensificar aún más las presiones provenientes del propio ejército ruso instando al Gobierno de Putin a intensificar el conflicto.

Las potencias de la OTAN están llevando a cabo una serie de acciones que amenazan no solo con provocar una escalada convencional masiva, sino una guerra nuclear. Tanto si triunfan como si pierden en el campo de batalla, están comprometidas con un curso que tendría consecuencias desastrosas para toda la humanidad.

Fundamentalmente, se trata de una guerra en dos frentes, no solo contra el mayor componente de la antigua Unión Soviética, que las potencias de la OTAN pretenden dominar y subyugar militarmente, sino contra la clase obrera en casa. Es necesario unir a los trabajadores de todos los países en la lucha contra la guerra imperialista como elemento crítico de la lucha por el socialismo.

(Publicado originalmente en inglés el 8 de junio de 2023)

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