El gobierno de coalición del Partido Socialista y Podemos, ahora integrado en Sumar, continúa derramando miles de millones de euros tanto sobre el ejército español como en la guerra entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia en Ucrania.
Que un gobierno temporal y en funciones, que busca la formación de una coalición viable de gobierno después de unas elecciones el mes pasado que no tuvieron un resultado concluyente, esté haciendo preparativos de guerra supone una advertencia. Cualquiera que sea el gobierno que se forme, ya sea liderado por el derechista Partido Popular (PP) o el PSOE con Sumar, la guerra imperialista en el extranjero y la guerra contra los trabajadores en casa continuarán.
En la conferencia que realizó el mes pasado el Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania, conocido también como el formato Ramstein, la ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, confirmó que España enviaría a Ucrania cuatro tanques Leopard adicionales, 10 transportes blindados, 10 camiones, tres ambulancias civiles, una ambulancia blindada y un hospital de campaña.
Anunció también el envío de nuevos paquetes de armas ligeras y munición pesada de gran calibre y confirmó que 1.900 soldados ucranianos ya han sido entrenados en territorio español.
España también forma parte de los planes avanzados de la OTAN para desplegar decenas de miles de tropas de la OTAN cerca de la frontera rusa. En la cumbre de la OTAN en Vilnius, Lituania, el primer ministro en funciones, Pedro Sánchez (PSOE), prometió enviar 800 soldados a Eslovaquia por primera vez, mientras que el número de tropas en Rumania se incrementará en 250. Actualmente hay 1.150 soldados desplegados en Rumania, Polonia y los países bálticos. Ocho aviones de combate F-16 también están estacionados en Rumania.
Este aumento duplicará con creces la presencia de tropas españolas en Europa del Este. Desde 2017, España ha aportado 650 efectivos —equipados con carros de combate Leopard 2E y Pizarro, entre otros materiales— al grupo de combate de la OTAN en Letonia, liderado por Canadá. Además, la Fuerza Aérea ha desplegado un radar de vigilancia aérea en las cercanías de la ciudad rumana de Constanza operado por unos 40 soldados; y el Ejército dos baterías de misiles antiaéreos Nasams en Amari (Estonia) y Lielvardes (Letonia), con unos 100 soldados cada una.
Mientras los reclutas ucranianos son empujados nuevamente hacia unas líneas del frente bien defendidas, muriendo por miles en campos minados y trincheras después de una sangrienta debacle en la primera fase de la ofensiva, Madrid ha prometido un lote de 500 torniquetes para que los médicos ucranianos traten a los heridos y mutilados por las minas, la artillería y la aviación rusas. El mensaje del PSOE y Podemos/Sumar es claro: la carnicería de jóvenes soldados debe continuar. Los ucranianos deben seguir muriendo sin otro propósito que promover los intereses de las potencias imperialistas.
El papel del gobierno en funciones recuerda las tradiciones más oscuras de la alianza del imperialismo español con el nazismo contra Rusia. Durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen fascista del general Francisco Franco envió la División Azul de 47.000 soldados a Rusia como agradecimiento a Hitler por su apoyo en la Guerra Civil Española (1936-1939) para ayudarle a aplastar a la clase obrera. Ochenta años después del juramento de la División Azul a Hitler en julio de 1941 y su incorporación a la Wehrmacht como la 250ª División, los tanques, armas y municiones españolas están funcionando nuevamente contra Rusia.
El gobierno español sigue siendo reservado sobre la cantidad real de ayuda entregada a Ucrania. Oficialmente admite solo 74 millones de euros, según la actualización del Programa de Estabilidad 2023-2026 presentada a la Comisión Europea en abril. Pero la cifra real es mucho mayor.
Según el Instituto Kiel para la Economía Mundial, la ayuda militar española hasta febrero de este año ascendió a 320 millones de euros. Esto incluye rifles, cartuchos de ametralladoras, lanzagranadas, lanzadores de misiles Hawk, sistemas de misiles antiaéreos Aspide, ropa y equipo de invierno, combustible, cascos antibalas, vehículos blindados de transporte de personal, obuses y vehículos ligeros. Muchos de ellos han sido enviados al neonazi batallón Azov.
El gobierno PSOE-Podemos también ha contribuido con más de 350 millones de euros en apoyo financiero y 50 millones de euros en ayuda humanitaria al Estado ucraniano para que este pueda seguir sirviendo como proxy en la guerra imperialista contra Rusia. El Instituto reconoce que estas cifras están probablemente muy subestimadas.
Madrid también participa en la ayuda conjunta que la Unión Europea concede a Ucrania desviando dinero del Fondo Europeo para la Paz, que ahora asciende a €5.400 millones. Consciente de la necesidad de escalar y prolongar la guerra, el jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, ex ministro de Asuntos Exteriores de Sánchez, ha propuesto un plan para casi cuadruplicar la ayuda militar a €20.000 millones en la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la UE el 28 de julio.
Borrell dijo que esto servirá para proporcionar al ejército ucraniano armas y municiones durante el período 2024-2027, confirmando el plan a largo plazo de las potencias imperialistas de usar las vidas ucranianas para debilitar y, en última instancia, dividir y desmantelar Rusia, como preparación para el conflicto con China. Estas acciones amenazan con una guerra directa con Rusia e incluso con el uso de armas nucleares.
A medida que el gobierno PSOE-Podemos alimenta la guerra en el extranjero, ha implementado ataques brutales contra la clase trabajadora. Sus recortes de pensiones han elevado la edad de jubilación a 67 años, ha impuesto aumentos salariales por debajo de la inflación a amplias capas de trabajadores y ha aprobado una reforma de la legislación laboral que recorta las protecciones legales en el lugar de trabajo, al tiempo que proporciona miles de millones de euros en rescates para los principales bancos y corporaciones.
Esto fue acompañado por un enorme aumento del presupuesto militar. Aunque el gobierno reconoce €12.000 millones en gastos militares, estos son solo los fondos asignados directamente al Ministerio de Defensa. Según el Centro Delás de Estudios para la Paz el gasto militar total asciende a €27.000 millone, ya que el montante total se distribuye entre otros ministerios. Esta suma supera el 2 por ciento del PIB que la OTAN requiere que sus miembros gasten en sus ejércitos.
Se asignaron más de €7.700 millones para la compra y el desarrollo de armas, lo que supuso un crecimiento del 69 por ciento respecto al año 2022. De esta manera, el 30 por ciento de la inversión total presupuestada por el gobierno es en armas. Pero eso es sólo lo que está recogido en los presupuestos. La cifra de gasto militar es en realidad mucho mayor.
Solo este año, se ha aprobado un gasto militar adicional por valor de €8.700 millones en una modificación del presupuesto principal. Este gasto fue aprobado en 13 de las 17 reuniones del Consejo de Ministros celebradas este año hasta el 25 de abril, lo que demuestra que en la mayoría de las reuniones del máximo órgano de decisión del gobierno español, hay un punto en la agenda para aumentar el gasto militar. Una gran parte se destinará a la compra de armas como vehículos blindados y de combate, helicópteros, aviones, drones y buques de guerra.
El recrudecimiento global de la lucha de clases proporciona la única base para oponerse a la escalada del militarismo. En toda Europa, millones de trabajadores en Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y Portugal, y decenas de miles de trabajadores españoles, participan en huelgas y protestas contra la inflación, el deterioro de las condiciones de trabajo, la degradación de servicios públicos como la sanidad y la educación, y el aumento imparable de los alquileres y las hipotecas. Es esta fuerza social la que puede poner fin a los planes de guerra de la clase dominante en el extranjero y a la contrarrevolución social en casa.
(Publicado originalmente en inglés el 1 de agosto de 2023)
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