La rebelión cada vez mayor de los trabajadores estadounidenses contra el intento de la burocracia sindical del UAW de traicionar su batalla contractual contra las Tres Grandes —GM, Stellantis y Ford— está impulsando una radicalización de los trabajadores a nivel internacional. En México, los trabajadores de las plantas automotrices y de autopartes han participado en reuniones con sus hermanos y hermanas de clase al norte de la frontera y hecho numerosos llamados a expandir la lucha a toda Norteamérica para oponerse al sabotaje de los sindicatos UAW en EE.UU. y Unifor en Canadá.
Si bien los aumentos salariales y otras demandas relacionadas a los contratos de la industria automotriz son inmensamente importantes, lo que está saliendo a la superficie en las discusiones directas entre los trabajadores es el deseo de unir fuerzas para luchar por sus intereses comunes de clase. La desigualdad, la transición a los autos eléctricos, la guerra y otras cuestiones sociales más amplias están pasando a primer plano.
La interrogante en las mentes de muchos trabajadores es cómo pueden establecer “organizaciones obreras independientes” auténticas para arrebatarle el poder a la burocracia sindical e imponer su propia voluntad. En última instancia, este es un desafío político y revolucionario que supone la cuestión de cuál clase social controla la riqueza de la sociedad: una diminuta oligarquía capitalista o la clase trabajadora.
Alarmados por estas discusiones y el creciente movimiento de comités de base bajo la influencia del World Socialist Web Site y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional, las organizaciones pseudoizquierdistas de la clase media están trabajando para reforzar el control de la burocracia sindical y el Partido Demócrata sobre los trabajadores.
La pseudoizquierda busca arrear a los trabajadores detrás de la AFL-CIO y Biden
Estas fuerzas también están interviniendo agresivamente entre los trabajadores automotores en México, que han demostrado repetidamente su solidaridad con los trabajadores estadounidenses y canadienses por años. La función de La Izquierda Diario /Left Voice ha sido subordinar sistemáticamente a los trabajadores ante los socios mexicanos de la confederación sindical AFL-CIO, a la cual pertenece el UAW.
Durante la huelga nacional de General Motors en EE.UU. en 2019, los trabajadores de la planta de ensamble de GM en Silao, quienes habían formado un grupo militante y de base para oponerse al corrupto sindicato de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), se pusieron en contacto con los huelguistas estadounidenses y se rehusaron a trabajar horas extra obligatorias, lo que condujo a despedidos y boletinados (listas negras en la industria).
LID/Left Voice publicó recientemente un artículo de uno de estos trabajadores describiendo cómo la AFL-CIO y su Centro de Solidaridad (Solidarity Center), que recibe aproximadamente el 94 por ciento de su presupuesto del Departamento de Estado de EE.UU., intervino con dinero y un grupo de abogados para destruir el grupo de base e imponer un supuesto sindicato “independiente”, el SINTTIA, compuesto por trabajadores “elegidos a dedo por los asesores del comité”.
LID/Left Voice han reconocido que SINTTIA “es impulsado por organismos sindicales nacionales internacionales como son: la FESIAAAN, Unifor o AFL-CIO, las últimas dos representan los intereses de los imperialismos de sus países de origen (Estados Unidos y Canadá)”. Además, escriben que, al patrocinar sindicatos en México, la AFL-CIO busca “garantizar la paz laboral en las sucursales de las transnacionales en el país… defender el capital imperialista”.
Habiendo admitido que el SINTTIA es un accesorio de utilería del imperialismo estadounidense y canadiense, los morenistas aún así lo llaman un “sindicato independiente” y les dicen a los trabajadores que apoyen tanto al SINTTIA como sus lazos con los burócratas imperialistas. Por ejemplo, durante el voto en la planta de GM Silao, escribieron: “acompañamos a la base trabajadora que quiere manifestar su oposición a la CTM y llamamos a votar críticamente por el SINTTIA”.
Luego, LID/Left Voice reportó en el Primero de Mayo del año pasado que SINTTIA utilizó pancartas de la AFL-CIO y Unifor. Luego, la publicación comentó: “Es necesario que las declaraciones de solidaridad de AFL-CIO y UNIFOR se traduzca en hechos reales” en apoyo al SINTTIA.
De manera más general, LID/Left Voice insisten en apoyar a todas “las organizaciones sindicales que se dicen independientes” y en formar nuevas. Mientras tanto, en un artículo de Labor Notes el año pasado, Jeffery Hermanson, un funcionario veterano del Solidarity Center y la AFL-CIO, mencionó todos los nuevos sindicatos “independientes” que el Solidarity Center y Unifor han impulsado, incluyendo SINTTIA, su Casa Obrera asociada para construir más sindicatos similares, SNITIS en Matamoros, entre otros respaldados por La Izquierda Diario. Hermanson luego aboga por “una estrategia organizacional en México que adopte un enfoque industrial y nacional, enfocándose en empleadores y sectores clave en concentraciones industriales regionales a lo largo de la frontera norte o en las cadenas de suministro automotriz de Guanajuato [donde se ubica Silao], Aguascalientes, Morelos y Puebla”.
La instalación de nuevos sindicatos procapitalistas como trampas para subyugar a los trabajadores mexicanos y prevenir una unificación real de las bases obreras de toda América del Norte es un eslabón fundamental de los planes de guerra del imperialismo estadounidense y canadiense. Dado que estos nuevos sindicatos están quedando desacreditados como títeres de las empresas, los morenistas de LID/Left Voice están desempeñando un papel crucial en ayudarles a mantener control sobre los trabajadores.
Sin rodeos: oponerse a los apologistas políticos y agentes directos del imperialismo es uno de los primeros pasos hacia la independencia de clase.
¿Qué significa verdaderamente la independencia para la clase trabajadora?
El último artículo escrito por el revolucionario ruso León Trotsky, antes de ser asesinado por un agente estalinista en Coyoacán, Ciudad de México, en 1940, fue precisamente sobre esta pregunta (“Los sindicatos en la era de la decadencia imperialista”). El principal rasgo de los sindicatos en la etapa actual del capitalismo, escribió, es su integración en el Estado capitalista. Utilizó como ejemplo a la CTM de México, indicando que ya había asumido un carácter “semitotalitario” al incorporarse completamente —incluso en una etapa temprana— al régimen nacionalista burgués de Lázaro Cárdenas.
Después de referirse al caso de México, añadió: “De hecho, la tarea de la burguesía consiste en liquidar a los sindicatos como organismos de la lucha de clases y sustituirlos por la burocracia sindical como organismo del Estado burgués para dominar a los obreros”.
En la actualidad, LID/Left Voice está apoyando a burócratas sindicales completamente integrados al Estado imperialista, como lo demuestra la estrecha colaboración del UAW con el Gobierno de Biden para traicionar la huelga automotriz, al tiempo que apoyan a los aparatos sindicales en el extranjero que representan al imperialismo estadounidense y canadiense. Estos nuevos sindicatos en México se están integrando casi de inmediato al actual partido gobernante Morena del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha alineado su Gobierno con la política de guerra del imperialismo estadounidense y canadiense contra China. Además, el marco legal de la nueva reforma laboral mexicana, dictada por Washington y Ottawa, otorga poder de veto a la Secretaría del Trabajo para reconocer el registro de nuevos sindicatos y fiscalizar sus elecciones.
Trotsky, quien habría ridiculizado a estos cómplices pseudoizquierdistas del imperialismo, presentó como principal demanda la “independencia completa e incondicional de los sindicatos en relación con el Estado capitalista” [subrayado original]. Explicó:
Los sindicatos democráticos, en el viejo sentido de la palabra, es decir, los organismos en el seno de los cuales luchaban más o menos libremente diferentes tendencias, no pueden existir más. Así como es imposible restablecer el Estado democrático burgués, es imposible restaurar la vieja democracia obrera. La suerte de uno refleja la suerte de la otra. De hecho, la independencia de los sindicatos en el sentido de clase, en sus relaciones con respecto al Estado burgués, solo puede ser asegurada en las condiciones actuales por una dirección completamente revolucionaria, es decir por la dirección de la Cuarta Internacional. Esta dirección, claro está, tiene que ser racional y asegurar a los sindicatos el máximo de democracia concebible en las condiciones concretas presentes. Pero, sin la dirección política de la Cuarta Internacional, la independencia de los sindicatos es imposible.
El Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) es el único partido que defendió la independencia política de los trabajadores a lo largo del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial y que se opuso a incontables traiciones de las burocracias sindicales, cuyas lecciones deben ser estudiadas cuidadosamente por todos los trabajadores con consciencia de clase. Desde entonces, el CICI ha desarrollado la perspectiva marxista sobre los sindicatos para “las condiciones concretas presentes”, mientras ha actuado intensamente al interior de los sindicatos para liberar a los trabajadores del yugo de las burocracias.
Como lo explicó David North en “El último año en la vida de Trotsky”:
La tendencia hacia el “crecimiento conjunto” de los sindicatos, el Estado y las corporaciones capitalistas continuó durante el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Es más, el proceso de integración económica global y producción transnacional privó a los sindicatos de una plataforma nacional desde la cual podían aplicar presión para obtener reformas sociales limitadas. Hasta se agotó el espacio para recurrir, incluso de la manera más moderada, a los métodos de la lucha de clases para lograr conquistas mínimas. Por el contrario, lejos de extraer concesiones de las corporaciones, los sindicatos se transformaron en accesorios del Estado y las corporaciones para extraer concesiones de los trabajadores…
El proceso de degeneración corporativista a lo largo de ochenta años impide, salvo en las más excepcionales circunstancias, la resucitación de los viejos sindicatos. El camino alternativo estratégico, planteado por Trotsky en el Programa de Transición en 1938, es la política adecuada para las condiciones actuales; a saber, “crear en todas las instancias posibles organizaciones militantes independientes que correspondan de la mejor manera a las tareas de la lucha de masas contra la sociedad burguesa y, de ser necesario, no titubear incluso frente a un rompimiento directo con el aparato conservador de los sindicatos”.
Este curso, que involucra una oposición revolucionaria al aparato sindical, sus apologistas en la pseudoizquierda y el marco capitalista que defienden, es el único posible para la construcción de auténticas organizaciones obreras independientes y es el que guía el trabajo de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB).
(Artículo publicado originalmente en inglés el 25 de septiembre de 2023)
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