1. El Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) condena la última escalada de la guerra entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, que se está convirtiendo rápidamente en una guerra directa entre Estados con armas nucleares. Esta es la decisión más temeraria jamás tomada por cualquier Gobierno estadounidense. En cuanto a sus aliados europeos, su colaboración en esta escalada solo rivaliza en su imprudencia con el catastrófico lanzamiento de la Primera Guerra Mundial en 1914 y la Segunda Guerra Mundial en 1939. No hay “líneas rojas” que la clase dominante estadounidense y sus aliados imperialistas no cruzarán. A pesar de que dan su apoyo político y armamento para el genocidio del Estado israelí que ha matado a más de 35.000 habitantes de Gaza, están tomando medidas en Ucrania que podrían resultar en una catástrofe nuclear que podría destruir toda la vida en el planeta. El sistema capitalista global, cuya crisis global insoluble es la causa subyacente del genocidio y la guerra, se desliza hacia la barbarie.
2. El viernes, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, autorizó en secreto, sin siquiera una declaración pública que explicara las razones, que Ucrania lleve a cabo ataques con armas de largo alcance estadounidenses en territorio ruso cerca de la ciudad ucraniana de Járkov. Esto fue seguido inmediatamente por el anuncio de que Alemania hará lo mismo. En cuestión de 24 horas, Ucrania lanzó ataques contra Rusia utilizando armas proporcionadas por Estados Unidos. La decisión se tomó en respuesta al colapso militar de sus fuerzas patrocinadas en Ucrania, incluyendo en Járkov y sus alrededores.
3. Estados Unidos, Alemania y Reino Unido han proporcionado a Ucrania misiles de crucero y balísticos con un alcance de más de 480 km. Cuando se disparan desde territorio ucraniano, estas armas son capaces de alcanzar algunas de las ciudades más grandes de Rusia, como Kursk, Belgorod, Voronezh, Rostov y Volgogrado.
4. Desde la “Guerra de Aniquilación” de los nazis contra la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial y, en el caso de los Estados Unidos, la Guerra Civil posterior a la Revolución rusa de 1917, las potencias imperialistas no han atacado directamente el territorio ruso. Tales acciones no se tomaron incluso en el apogeo de la Guerra Fría, ya que se suponía que desencadenarían una guerra nuclear a gran escala.
5. Los medios de comunicación estadounidenses están llenos de declaraciones de que la doctrina militar oficial declarada públicamente por Rusia de usar armas nucleares para responder a ataques en su territorio es un engaño. El argumento es que, dado que Rusia no ha respondido a las provocaciones estadounidenses hasta ahora, la OTAN puede seguir cruzando las “líneas rojas” de Rusia sin consecuencias. “Es hora de demostrar el engaño de Putin”, declaró el excongresista republicano Adam Kinzinger en un artículo en CNN la semana pasada. El general retirado Philip Breedlove, el exembajador Michael McFaul, el profesor de Stanford, Francis Fukuyama, y docenas de exfuncionarios estadounidenses escribieron en una carta a la Casa Blanca: “Las amenazas manifiestamente vacías de Rusia están disuadiendo con éxito a Estados Unidos”.
6. La afirmación de que la doctrina militar de Rusia es un “engaño” es fácilmente rebatida. El hecho de que el Gobierno ruso no haya respondido a las provocaciones de la OTAN en el pasado no significa que no lo haga en el futuro. ¿Alguien podría dudar, por ejemplo, de que si Rusia o China decidieran lanzar ataques contra suelo estadounidense y afirmaran que el Gobierno estadounidense “no se atrevería” a responder, sería inevitable que Estados Unidos contraatacara con una fuerza abrumadora?
7. Hay razones muy reales, desde un punto de vista militar, por las que el ejército ruso se sentiría obligado a responder en especie a los ataques de la OTAN en su territorio. Además, ¿quién puede decir que Putin, en medio de la crisis desencadenada por la escalada de la OTAN, no sería reemplazado por una facción aún más preparada para tomar represalias militares contra la OTAN?
8. Las afirmaciones de los funcionarios estadounidenses de que el ejército ruso no tomará represalias si es atacado son tan endebles que es probable que quienes las hacen ni siquiera las crean ellos mismos, y que el objetivo real sea provocar alguna forma de acción militar drástica por parte del Gobierno ruso, que a su vez se utilizará para justificar una represalia nuclear por parte de los Estados Unidos.
9. En su libro de 2021, The Strategy of Denial, Elbridge Colby, autor de la Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de 2018, explica lo vital que es para la propaganda estadounidense obligar a los países en la mira del ejército estadounidense a “disparar el primer tiro” para que sean vistos como los agresores:
Tal vez la forma más clara y, a veces, la más importante de asegurarse de que [un adversario] sea visto de esta manera es simplemente asegurándose de que sea el primero en atacar. Pocas intuiciones morales humanas están más profundamente arraigadas que el agresor es quien comenzó y, en consecuencia, el que presuntamente posee una mayor parte de responsabilidad moral.
10. El Gobierno de Biden ha tomado esta medida sin siquiera molestarse en hacer una declaración pública. El New York Times escribió el 29 de mayo: “Los funcionarios admiten que lo más probable es que [Biden] nunca anuncie [la medida]: en cambio, los proyectiles y misiles de artillería estadounidenses simplemente comenzarán a aterrizar en objetivos militares rusos”. Un artículo anterior en el Times declaró que Estados Unidos no había permitido los ataques debido a “la orden de Biden de ‘evitar la Tercera Guerra Mundial’. Pero el consenso en torno a esa política se está deshilachando”. El Gobierno de Biden no ha explicado nunca por qué su causa en Ucrania es tan monumental que está preparado para arriesgarse a una guerra nuclear que podría poner fin a la civilización.
11. Las potencias de la OTAN están jugando a la ruleta rusa con armas nucleares. Se están abalanzando hacia la guerra, sin siquiera sugerir que existe la posibilidad de un acuerdo negociado o una “rampa de salida” a su política de acercarse al borde del abismo.
12. Las últimas acciones siguen un patrón definido. Una y otra vez, el Gobierno de Biden ha cruzado cada “línea roja” que se propuso para limitar la participación de Estados Unidos en la guerra. En marzo de 2022, Biden afirmó: “La idea de que vamos a enviar equipos ofensivos y que aviones, tanques y trenes entren con pilotos y tripulaciones estadounidenses” significaría la “Tercera Guerra Mundial”. En mayo de 2022, Biden declaró en un artículo de opinión en el New York Times: “No estamos alentando ni permitiendo que Ucrania ataque más allá de sus fronteras”. En junio de 2022, el presidente francés Emmanuel Macron declaró: “No iremos a la guerra con Rusia, por lo tanto, se acordó no suministrar ciertas armas, en particular, aviones de ataque o tanques”.
13. Todas estas “líneas rojas” han sido cruzadas por la OTAN. Primero, envió vehículos blindados, luego tanques principales y luego misiles de largo alcance. Los miembros de la OTAN desplegaron en secreto cientos de tropas dentro de Ucrania, todo sin informar a sus propios ciudadanos. Después de haber declarado que la participación directa de Estados Unidos en la guerra en Ucrania conduciría a la “Tercera Guerra Mundial” y al “Armagedón”, Biden parece haber cambiado de opinión, sin haber explicado nunca qué lo llevó a hacerlo.
14. No hay duda de que el siguiente paso en la intensificación de la guerra contra Rusia será la introducción de decenas de miles de soldados de la OTAN en Ucrania. Esta nueva escalada sin duda será objeto de discusiones secretas en la próxima cumbre de la OTAN en Washington D.C. en julio. Se han convocado elecciones anticipadas en Reino Unido para el 4 de julio, antes de la cumbre, para anticiparse a la creciente oposición a la guerra y crear el marco político capaz de iniciar una nueva etapa de la guerra a nivel europeo.
15. La escalada de la guerra en Ucrania, encabezada por la Administración de Biden, es la manifestación más extrema de la erupción global de décadas del imperialismo estadounidense tras la disolución de la Unión Soviética. En pos de sus intereses, las élites gobernantes están preparadas para aceptar la muerte y la destrucción a gran escala. Los mismos Gobiernos están financiando, armando y apoyando políticamente el genocidio de Gaza, que ya ha matado a decenas de miles y está sometiendo a una población entera de más de 2 millones a la inanición.
16. La subyugación de Rusia es parte de una agenda global más amplia que procura no solo el reparto y la subyugación de la antigua Unión Soviética sino, en última instancia, de China también. Las sanciones punitivas que estaban destinadas a paralizar económicamente a Rusia no han logrado ponerla de rodillas en gran parte debido a los grandes aumentos en el comercio con China y, en menor medida, a las armas de Irán y Corea del Norte. Por lo tanto, la escalada contra Rusia implicará una transformación del conflicto en Ucrania en una guerra verdaderamente global.
17. Además de los imperativos geopolíticos del imperialismo, la Administración de Biden está impulsada por la crisis social, económica y política de gran alcance para la cual la clase dominante estadounidense no tiene respuesta. La economía estadounidense se sostiene a través del gasto gubernamental desenfrenado en el rearme militar y los continuos rescates de las mayores corporaciones. La deuda federal se duplica cada década y se financia a través de la devaluación de la moneda y la monetización de la deuda.
18. Esto se lleva a cabo en el contexto de una crisis política asombrosa y una guerra de facciones antes de las elecciones presidenciales de 2024. Donald Trump, el presunto candidato del Partido Republicano que actualmente lidera las encuestas, intentó anular las elecciones en un golpe fascistizante hace tres años y medio. Existe una amplia oposición popular a ambos partidos capitalistas, en medio de una profunda crisis social y una creciente ira e indignación por el respaldo de Estados Unidos al genocidio de Israel en Gaza.
19. En todos los principales países capitalistas prevalecen condiciones similares. Las élites gobernantes esperan que la guerra en el extranjero cree las condiciones para la supresión de los derechos democráticos en nombre de la “unidad nacional” en tiempos de guerra. Esta atmósfera de crisis está alimentando el resurgimiento del militarismo y un tipo de violencia interna que antes se asociaba solo con regímenes fascistas y dictaduras militares-policiales.
20. Por su parte, el régimen de Putin ha hecho un error de cálculo tras otro. Nunca ha habido nada remotamente progresista en la “Operación Militar Especial” lanzada por el Kremlin en interés de los corruptos oligarcas capitalistas rusos que llegaron al poder sobre la base de la disolución de la Unión Soviética en 1991 y la privatización y el saqueo de los activos estatales que habían sido nacionalizados después de la Revolución de Octubre de 1917.
21. Putin lanzó la invasión reaccionaria de Ucrania en 2022 con la esperanza de negociar con sus “socios” occidentales desde una posición de fuerza. Pero la OTAN ha demostrado que está completamente desinteresada en la negociación: el único resultado de la guerra aceptable para la OTAN es la derrota militar de Rusia y la división de la masa terrestre rusa a la manera de Yugoslavia. Basándose en su ruinosa perspectiva nacionalista, el Gobierno de Putin y la facción de la oligarquía rusa que representa se ven impulsados a emprender una escalada militar cada vez más imprudente y provocativa.
22. La escalada global de la guerra imperialista se combina con la represión masiva. En Estados Unidos, el Gobierno ha criminalizado las protestas contra el genocidio de Gaza y ha llevado a cabo arrestos masivos de miles de estudiantes y jóvenes. La violencia infligida a las protestas refleja el miedo de las élites gobernantes a un movimiento más amplio en la clase trabajadora, que se verá obligada a pagar la guerra en vidas y la destrucción de los programas sociales.
23. En Ucrania, en medio de la creciente oposición a la guerra y la resistencia al reclutamiento, el régimen de Zelenski arrestó al socialista ucraniano Bogdan Syrotiuk por cargos fraudulentos de actuar a favor de Rusia. De hecho, Bogdan es un oponente intransigente del régimen capitalista de Putin y su invasión de Ucrania. El arresto de Bogdan revela el nerviosismo extremo dentro del régimen de Zelenski y sus aliados de la OTAN de que la oposición a la guerra está encontrando una respuesta creciente dentro de la clase trabajadora ucraniana.
24. Hace diez años, en su declaración, “El socialismo y la lucha contra la guerra imperialista”, el CICI advirtió:
El peligro de una nueva guerra mundial surge de las contradicciones fundamentales del sistema capitalista entre el desarrollo de una economía global y su división en Estados nacionales antagónicos, en los que se basa la propiedad privada de los medios de producción. Esto se manifiesta de la manera más clara en el impulso del imperialismo estadounidense para dominar la masa continental euroasiática, sobre todo aquellas áreas de las que fue excluido durante décadas por las revoluciones rusa y china. En el oeste, Estados Unidos, en alianza con Alemania, orquestó un golpe de Estado liderado por fascistas para poner a Ucrania bajo su control. Pero sus ambiciones no se detienen ahí. El objetivo final es desmembrar la Federación Rusa, reduciéndola a una serie de semicolonias para abrir el camino al saqueo de sus vastos recursos naturales. En el este, el pivote de la Administración de Obama hacia Asia tiene como objetivo rodear a China y transformarla en una semicolonia. Aquí, el objetivo es asegurar la dominación de la mano de obra barata que es una de las fuentes globales clave de la plusvalía extraída de la clase trabajadora y la sangre vital de la economía capitalista.
25. La última década ha confirmado esta advertencia. En medio de la creciente guerra abierta entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia y el conflicto en desarrollo con China, es imposible ver una guerra mundial como un evento excepcional, sino más bien como la expresión de las fuerzas impulsoras básicas del capitalismo.
26. Las mismas contradicciones que llevan al imperialismo al borde de una guerra nuclear proporcionan la base objetiva para una revolución social. La clase obrera internacional es una fuerza social masiva, cuyos intereses chocan con la explotación capitalista y la barbarie imperialista. El carácter conspirativo de la planificación de la guerra imperialista refleja el hecho de que la propia clase dominante es muy consciente de que sus políticas no cuentan con el apoyo de las masas.
27. A pesar de las protestas masivas contra el genocidio de Gaza, el grueso de la población desconoce la rápida escalada de la guerra con Rusia. Las élites gobernantes y sus representantes políticos, incluido el aparato sindical, están comprometidos en un esfuerzo sistemático para evitar que los trabajadores comprendan la gravedad del peligro mientras subordinan a la clase trabajadora a la política de guerra imperialista.
28. Solo hay una forma de evitar el desastre y es a través de la intervención de la clase trabajadora para forzar el fin de esta guerra. Esta demanda debe combinarse con una lucha para poner fin al ataque genocida de Israel contra Gaza. Los trabajadores deben exigir que se retiren inmediatamente todas las fuerzas y armas estadounidenses y de la OTAN de Ucrania. Asimismo, debe rechazar todo tipo de apoyo a las políticas nacionalistas reaccionarias del régimen de Putin, que de ninguna manera representan una alternativa progresista a las políticas de guerra de las potencias imperialistas.
29. La clase obrera debe usar su poder para detener esta guerra, que se dirige hacia el abismo. La movilización de este poder requiere superar la brecha entre la etapa avanzada de la crisis política global y el nivel actual de la conciencia política de las masas. La solución de este problema histórico requiere el desarrollo de una dirección marxista-trotskista y la renovación revolucionaria del movimiento obrero internacional sobre la base de políticas socialistas.
30. El Comité Internacional de la Cuarta Internacional llama a la unidad de los trabajadores en Rusia, Ucrania y toda la antigua Unión Soviética con sus hermanos y hermanas en Europa, Asia y Estados Unidos en oposición al sistema capitalista, que es la causa fundamental de la guerra. La única forma de salir del desastre que se está desarrollando es a través de la lucha contra el capitalismo y la victoria de la revolución socialista mundial.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 2 de junio de 2024)