El lunes, el Pandemic Mitigation Collaborative (PMC) publicó su modelo actualizado, estimando que más de 1,3 millones de estadounidenses se están infectando ahora con COVID-19 cada día a medida que la ola de verano se intensifica. En la actualidad, 1 de cada 38 estadounidenses está infectado con COVID-19, como se documenta extensamente en un nuevo informe del PMC.
El Collaborative, dirigido por Michael Hoerger, Ph.D. de la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, acaba de lanzar la versión 2.0 de su modelo de pronóstico PMC COVID-19. Es uno de los modelos más sofisticados disponibles, diseñado para informar al público sobre el estado actual de la pandemia, mientras se alienta a las personas a tomar las precauciones adecuadas para protegerse.
Los niveles actuales de transmisión superan a los vistos durante el 91 por ciento de la pandemia hasta la fecha y son los más altos jamás vistos a mediados de agosto durante toda la pandemia. Esta ola de verano en intensificación es la novena ola de la pandemia en EE.UU. y se está desarrollando en medio de un encubrimiento total por parte de la administración Biden, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y los medios corporativos, quienes han conspirado para imponer la política homicida de “COVID para siempre” de infección masiva, muerte y debilitamiento interminables con COVID persistente.
El informe del PMC incluye un mapa de los niveles de transmisión por estado de EE.UU., una versión modificada de un mapa publicado por los CDC basado en datos del Sistema Nacional de Vigilancia de Aguas Residuales (NWSS). Mientras que el mapa de los CDC usa colores pastel para tratar de retratar la avalancha de infecciones como inofensiva, el informe del PMC sigue las mejores prácticas en el diseño de Sistemas de Información Geográfica (GIS), según las cuales se observa que “el consenso es usar colores como el rojo para indicar algo ‘más caliente’ o mayor causa de preocupación”.
La intensificación de la ola de verano coincide con la aparición de la nueva variante viral KP.3.1.1, que se ha convertido rápidamente en dominante desde que surgió por primera vez a principios de junio como descendiente de la variante KP.3.
La confluencia de la ola de verano y una nueva variante viral, a la que la población tiene menos inmunidad, es altamente peligrosa. Combinado con el momento de mediados de agosto, cuando los niños comienzan a regresar a las escuelas y universidades, aumenta el potencial de una tormenta perfecta para enviar las transmisiones virales aún más altas en el otoño. Comentando sobre esto, el informe señala:
Este es el nivel más alto de transmisión en el momento del inicio de las clases, por lo que se espera que las escuelas K-12 y las universidades sean focos de brotes de COVID a menos que usen una mitigación en capas múltiples como la calidad del aire interior que cumpla con la norma ASHRAE 241 (si nunca han oído hablar de esto o no pueden explicar cómo están cumpliendo con la norma, probablemente no estén cumpliendo con la norma), pruebas de vigilancia, pruebas gratuitas bajo demanda y uso universal de mascarillas.
De hecho, la reapertura de escuelas sin mitigaciones en su lugar dificulta la posibilidad del modelo del PMC de predecir el pico de la actual ola de verano. El informe señala, “probablemente estemos cerca del pico de la ola, a menos que el contexto sin precedentes de regreso a clases sin énfasis en la mitigación empuje la transmisión más alta de maneras que el modelo no puede predecir estadísticamente”.
Significativamente, el modelo del PMC estima que los estadounidenses han tenido COVID-19 en promedio 3,3 veces. Según un estudio, las personas que informan haber tenido 3 infecciones tienen un 40 por ciento de probabilidad de desarrollar COVID persistente. El modelo del PMC estima de 468.000 a 1.870.000 nuevos casos de COVID persistente por semana a los niveles actuales de transmisión, un asombroso nivel de nueva discapacidad que se crea semanalmente.
Esta estimación llega después del último estudio innovador dirigido por el Dr. Al-Aly, que estimó que para finales del año pasado más de 400 millones de personas estaban sufriendo de COVID persistente a nivel mundial.
Una fortaleza clave de la nueva versión del modelo del PMC es que incorpora tres fuentes de datos. La primera es la de los datos de NWSS de los CDC. La segunda es la de datos de aguas residuales de BioBot que solían estar financiados por los CDC, cada vez menos disponibles públicamente. La tercera fuente de datos es la de “casos reales” del Instituto de Métricas y Evaluación de Salud (IHME), que correlacionó los niveles de aguas residuales con los nuevos casos diarios y se actualizaba regularmente hasta el 1 de abril de 2023.
Debido a que las tres fuentes de datos se superpusieron durante partes de la pandemia, fue posible para el Collaborative construir un modelo estadístico que continúa estimando los niveles actuales de casos y transmisión a partir de los datos de vigilancia de aguas residuales. Las dos fuentes de datos de aguas residuales se utilizan en el modelo, lo que permite al modelo proporcionar estimaciones mucho más fiables.
En general, el Collaborative ha proporcionado un servicio altamente valioso al crear un modelo robusto e informar al público sobre los niveles en aumento de COVID-19 en Estados Unidos. El hecho de que los CDC mismos no estén proporcionando este tipo de modelado y análisis, como lo haría cualquier agencia de salud pública verdadera, es una acusación contra el sistema capitalista que en su lugar ha buscado mantener al público en la oscuridad.
De hecho, ni la cuenta de Twitter de los CDC ni su directora, Mandy Cohen, han emitido advertencias sobre la ola de COVID de verano. Tampoco han instado al público a tomar precauciones para evitar la infección y reinfección, como mascarillas, purificación del aire y evitar multitudes.
Varios aspectos del modelo del PMC enfatizan la medida en que la clase dirigente ha eviscerado las protecciones de salud pública. En primer lugar, el cierre de los datos de vigilancia ha requerido que el Collaborative sea creativo al unir tres fuentes de datos diferentes, que han estado activas en diferentes momentos de la pandemia. En particular, el cierre de los datos de “casos reales” es una violación total de la ciencia y práctica de salud pública. La notificación de casos básica y la vigilancia son fundamentales para la respuesta a un virus mortal y debilitante.
En segundo lugar, el uso deliberado de colores “acogedores” y “fríos” en los mapas de COVID-19 por parte de los CDC sirve para restar importancia al peligro para el público de los niveles actuales de transmisión. El mapa cambiado al rojo del Collaborative pinta un cuadro mucho más exacto de cuán alta es la transmisión —y, por lo tanto, el peligro— es.
En tercer lugar, el modelo del PMC apenas ha comenzado a poder proporcionar estimaciones regionales de niveles de transmisión dentro de Estados Unidos. El Collaborative espera aumentar la robustez de sus estimaciones regionales en futuras versiones de su modelo PMC, pero la dificultad para hacerlo se debe nuevamente al cierre sistemático de notificación y detección de casos a nivel local, estatal y nacional por parte de agencias de salud pública.
El encubrimiento continuo de la pandemia y sus verdaderos peligros es un crimen social cometido por la clase dirigente capitalista. Continúan subordinando la salud pública al beneficio privado, sin importar las consecuencias inmediatas y a largo plazo para la salud pública. Sus políticas “déjalo correr” y “COVID para siempre” continúan generando una muerte y discapacidad masivas.
La clase trabajadora es la única fuerza social capaz de poner fin a la pandemia y crear nuevas instituciones y políticas que protejan la salud pública y prevengan nuevas pandemias. Solo puede hacerlo derrocando el sistema capitalista basado en su propio programa político independiente.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 12 de agosto de 2024)