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Perspectiva

Reporte de la ONU demuestra “campaña intencional de inanición contra el pueblo palestinos” por parte de Israel, con apoyo imperialista

Un reporte del relator especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación, Michael Fakhri, ha condenado a Israel por el uso de la inanición como arma de guerra para exterminar al pueblo palestino y tomar su tierra. El documento ofrece evidencia de la intención genocida del régimen sionista y la complicidad de las potencias imperialistas en crímenes de guerra sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.

Palestinas ven la destrucción que dejó un bombardeo israelí en un campamento de carpas hacinado para personas desplazadas por la guerra, Muwasi, Franja de Gaza, 10 de septiembre de 2024 [AP Photo/Abdel Kareem Hana]

Presentado ante la Asamblea General de la ONU el jueves pasado, el informe de Fakhri acusó a Israel de “inanición deliberada” y de una “campaña de inanición” contra los 2,3 millones de habitantes de Gaza y los palestinos en Cisjordania. Escribió lo siguiente:

Israel hizo explícitas sus intenciones de matar de hambre a todos en Gaza, implementó sus planes y, como era de esperar, creó una hambruna en toda Gaza. El seguimiento de la geografía de las tácticas de hambre de Israel junto con las declaraciones de los funcionarios israelíes confirma su intención. Israel comenzó con un asedio total que debilitó a todos los palestinos en Gaza. Luego, Israel utilizó el hambre para inducir el traslado forzoso, el daño y la muerte contra las personas en el norte, empujando a las personas hacia el sur, solo para matar de hambre, bombardear y asesinar a las personas en los campamentos de refugiados recién creados en el sur.

Fakhri señaló en una publicación en las redes sociales que acompaña a su informe: “En Gaza, la desnutrición, el hambre y las enfermedades están matando a más personas que las bombas y las balas”. Esta declaración está respaldada por la estimación publicada en The Lancet en julio de que 186.000 palestinos han muerto debido a la embestida de Israel, mucho más que los aproximadamente 41.000 que se muestran en las estadísticas oficiales palestinas.

Citando en parte la Convención para la Prevención y la Sanción del Genocidio de 1948, que fue adoptada a la sombra del Holocausto de los judíos europeos a manos de los nazis, el informe señala: “El relator especial destaca cómo Israel ha utilizado el hambre con la intención de destruir, total o parcialmente, al pueblo palestino al ‘(b) causar graves daños corporales o mentales al pueblo palestino; (c) infligir deliberadamente al pueblo palestino condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial’”.

También aborda la complicidad de las potencias imperialistas, comentando,

los perpetradores de la inanición suelen ser apoyados por corporaciones y Estados extranjeros, lo que hace que esos terceros sean cómplices de la inanición. Por ejemplo, en Gaza, otros países y las empresas no solo son responsables del suministro ilegal de armas para la campaña de hambre y el genocidio de Israel, sino que las empresas han sido cómplices durante años de la destrucción ilegal de los sistemas palestinos de alimentos y agua, y de los asentamientos ilegales de los territorios palestinos.

En un pasaje condenatorio que subraya que los líderes políticos de Estados Unidos y sus aliados imperialistas europeos deberían estar en el banquillo de los acusados junto a Netanyahu en un futuro juicio por crímenes de guerra, Fakri escribe:

Antes del 7 de octubre de 2023, aproximadamente la mitad de la población de Gaza padecía inseguridad alimentaria y más del 80 por ciento dependía de la ayuda humanitaria; el asedio total fue un catalizador inmediato de la hambruna. Junto con las repetidas declaraciones deshumanizadoras y los llamamientos a la aniquilación total de Gaza por parte de los funcionarios israelíes, la campaña de hambre de Israel cumplió con el actus reus [acto criminal] y mens rea [intención criminal] de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio y, por lo tanto, activó la obligación de todos los Estados de prevenir el genocidio.

Washington y sus aliados europeos no solo no cumplieron con su obligación de prevenir el genocidio, sino que aumentaron masivamente su suministro de armamento de alta potencia al régimen sionista. En cada país, todos los opositores al genocidio generando consciencia sobre los crímenes histórico-mundiales perpetrados en Gaza y la complicidad de las potencias imperialistas fueron objeto de una campaña viciosa de persecución e intimidación orquestada por el Estado.

El informe de Fakhri ha sido enterrado en los medios estadounidenses y europeos. En la medida en que prestan atención al hambre desenfrenada, la propagación de enfermedades mortales y la ausencia de atención médica y otros servicios básicos, es desde el punto de vista de afirmar que los palestinos enfrentan una crisis humanitaria que es el desafortunado subproducto de la guerra de “autodefensa” de Israel contra Hamás. El informe proporciona una refutación de este absurdo cuando señala,

El mundo produce suficientes alimentos para alimentar a 1,5 veces la población actual y, sin embargo, la prevalencia del hambre, la desnutrición y la hambruna están en aumento. El hambre y la inanición no son problemas de producción, siempre son causados por actos y omisiones que niegan a las personas el acceso a los alimentos. Las hambrunas son provocadas con mayor frecuencia por conflictos, crisis económicas y sequías. Pero estos desencadenantes reflejan relaciones sociales subyacentes basadas en la dependencia y la extracción. En última instancia, la concentración de poder y la ausencia de rendición de cuentas en los sistemas alimentarios aumentan el riesgo de hambruna.

Es decir, las hambrunas siempre deben entenderse como un problema político; son provocadas por el hombre y siempre son el resultado de que un grupo mate de hambre a otro.

Los “actos y omisiones” de Israel y sus patrocinadores imperialistas que han creado hambre y miseria en Gaza son comparables con los crímenes inhumanos del régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial. El Plan de Hambre de los nazis se propuso deliberadamente incautar alimentos de la población soviética para los soldados alemanes a fin de facilitar el exterminio masivo de ciudadanos soviéticos y establecer así un lebensraum hacia el este. Desempeñó un papel importante en la muerte de más de 27 millones de civiles soviéticos que se cree que perdieron la vida durante la guerra de aniquilación nazi.

Ocho décadas después, los sionistas están aniquilando a la población palestina en Gaza en pos de su política reaccionaria de establecer un Gran Israel. Los imperialistas respaldan la masacre porque la ven como un componente esencial de sus planes para una guerra regional contra Irán. Esta guerra es un frente en el reparto del mundo perseguido por Washington, Berlín, París y Londres, que buscan asegurar sus intereses económicos y geoestratégicos. Recurrirán a cualquier crimen para prevalecer contra sus rivales.

Como explicó el Consejo Editorial Internacional del World Socialist Web Site en su declaración de Año Nuevo a principios de 2024,

Todas las “líneas rojas” que demarcan la civilización de la barbarie se están borrando. El lema de los Gobiernos capitalistas es: “Nada que sea criminal nos es ajeno”...

En su conjunto, la normalización de las diferentes formas de barbarie social significa que la clase capitalista ha llegado a un callejón sin salida. Una clase cuyas políticas consisten en diferentes formas de sociocidio ha agotado claramente su legitimidad histórica, económica, social y política.

Esta no es la explicación del genocidio de Gaza que comparten las fuerzas políticas que han dominado las protestas masivas que han barrido el mundo en los últimos 11 meses contra el exterminio de los palestinos por parte de Israel. Fuerzas como la Coalición ANSWER y los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, sigla en inglés) y la Coalición Stop the War en Reino Unido mantienen la estrategia de que si se ejerce suficiente presión sobre Israel y sus aliados, las potencias imperialistas entrarán en razón, pondrán fin al genocidio y mejorarán la suerte de los palestinos. Afirman que la catástrofe humanitaria en Gaza se detendrá convenciendo al régimen ensangrentado de Netanyahu de que permita la entrada de ayuda al enclave bajo la presión de su principal proveedor de armas y cómplice político, el imperialismo estadounidense. Para estos grupos, no hay conexión entre el genocidio de Gaza y la erupción global de la guerra imperialista, que generalmente respaldan sin reservas cuando se trata de librar la guerra contra Rusia.

En julio, Netanyahu se dirigió a una sesión conjunta del Congreso, recibiendo ovaciones de pie tanto de demócratas como de republicanos por su diatriba genocida y sus promesas de ir a la guerra contra Irán. El mismo día en Washington, el Partido Socialista por la Igualdad organizó una manifestación que presentó este programa político fundamental sobre el que debe basarse una verdadera lucha contra el genocidio y la guerra:

  • La causa esencial de la guerra radica en el sistema capitalista de Estados nación, los intereses financieros globales de las corporaciones gigantes y el implacable impulso de la clase dominante estadounidense por la hegemonía mundial.
  • La lucha contra la guerra requiere la movilización del inmenso poder de la clase obrera estadounidense y su independencia política de los demócratas y republicanos, los partidos burgueses que libran las guerras imperialistas.
  • El movimiento contra el genocidio y la guerra debe ser internacional, uniendo a los trabajadores a nivel mundial en función de sus intereses de clase comunes.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 10 de septiembre de 2024)

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