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La ascendencia económica de China en África amenaza al imperialismo estadounidense

El ascenso económico de China y la consiguiente rivalidad entre Pekín y Washington, que representan a las dos economías más grandes del mundo, se está desarrollando a través de todo el, rico en recursos, continente africano. 

China ha suplantado a Estados Unidos y a la Unión Europea como principal socio comercial y de inversión de África. A principios de este mes, altos funcionarios de casi todos los 54 países de África viajaron a Beijing para el Foro Trienal de Cooperación China-África (FOCAC), donde el presidente de China, Xi Jinping, prometió 51.000 millones de dólares en inversiones a través de líneas de crédito e inversiones comerciales chinas en África durante un período de tres años. Ofreció apoyo para más proyectos de infraestructura y la creación de al menos un millón de empleos. Xi dijo que China está lista para intensificar la cooperación con África en industria, agricultura, infraestructura, comercio e inversión. 

Ceremonia de Apertura de la Cumbre FOCAC 2024 [Photo by Paul Kagame / Flickr / CC BY-NC-ND 2.0]

La reunión de Pekín se produce tras la expansión del bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) para incluir a dos países africanos, Egipto y Etiopía, así como a otros nuevos miembros. 

Xi prometió triplicar el número de proyectos de infraestructura en todo el continente en comparación con los prometidos en el último Foro en 2021, con énfasis en esquemas 'pequeños y hermosos' basados en las tecnologías avanzadas y verdes de China. China lanzaría 30 proyectos de energías limpia, así como 30 proyectos de conectividad de infraestructura. También se ofreció cooperación en tecnología nuclear y ayuda para la generación y transmisión de energía, vital para ayudar al continente a industrializarse. Xi pidió una red de enlaces terrestres y marítimos entre China y África. 

Aseguró que China ampliaría sus importaciones no relacionadas con los recursos de África, reiterando su promesa de ampliar el acceso a los mercados para los productos africanos, en particular los productos agrícolas, que actualmente se enfrentan a restricciones muy estrictas de inspección y cuarentena. 

Si bien la promesa de invertir 51.000 millones de dólares representa un aumento del 27,5 por ciento con respecto a la última cumbre de 2021, fue inferior al máximo de 60.000 millones de dólares prometidos en 2015 y 2018. Gran parte de esa reducción se debió a la caída de los préstamos para infraestructura, ya que Etiopía, Zambia y Kenya tuvieron dificultades para pagar los préstamos para importantes proyectos de infraestructura contratados durante el decenio anterior. 

El Foro se celebró en medio de la creciente competencia de Estados Unidos y Europa, así como de las llamadas 'potencias medias', Rusia, India, Japón, Turquía, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, por la influencia en África. 

Lo que está en juego es el acceso de China a los vastos recursos minerales de África, incluidas las grandes reservas de petróleo, diamantes, oro, plata, uranio, cobre, cobalto, níquel y litio, que actualmente extrae en la República Democrática del Congo (RDC), Zimbabue, Botsuana y otros lugares, así como el establecimiento de instalaciones locales de refinamiento de materias primas y mercados para sus productos de energía renovable y alta tecnología. 

A medida que Estados Unidos y la Unión Europea imponen altos muros arancelarios a los productos chinos, Pekín se centra en África no solo como mercado para sus exportaciones de alto valor —las ventas de vehículos eléctricos a África aumentaron un 291% en 2023—, sino también como lugar de fabricación, aprovechando los bajos salarios del continente, en un intento por eludir las prohibitivas barreras arancelarias a las que se enfrenta en los países avanzados. 

China considera a África, con una población en rápido crecimiento que se espera que alcance los 1.700 millones en 2030 —un aumento de alrededor de 400 millones a partir de 2024—, como un importante mercado de exportación, mientras que sus 54 votos en las Naciones Unidas podrían proporcionarle un contrapeso a la dominación del imperialismo estadounidense. 

El comercio de China con África

El comercio de China con África ha crecido exponencialmente desde principios de la década de 1990, particularmente después de que China se uniera a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en diciembre de 2001 y fomentara la libre circulación de capitales, personas y productos en ambas direcciones, hasta el punto de que China es ahora, con mucho, el mayor socio comercial bilateral del continente, superando a Estados Unidos en el año 2009. 

Alrededor del 25 por ciento de las exportaciones de África, principalmente minerales, combustibles y metales que son críticos para la defensa, la energía renovable y los vehículos eléctricos, van a China, mientras que alrededor del 16 por ciento de sus importaciones provienen del país. En 2023, su comercio con China fue más del doble que con India, el segundo mayor socio comercial del continente. 

En 2023, el comercio total con China alcanzó un récord de 282.000 millones de dólares, o el 9,9 % del PIB de África, frente a menos de 200.000 millones de dólares, o el 7,8 % del PIB de África en 2019, en gran parte debido a la creciente demanda de minerales, especialmente los críticos para la transición a la energía verde. China espera que el volumen comercial anual alcance los 300.000 millones de dólares en 2035. Sin embargo, el comercio de África con China es muy unilateral, ya que representa menos del 5 por ciento del comercio mundial de China. 

En los primeros siete meses de 2024 se ha registrado un aumento del 5,5 % en el comercio, impulsado principalmente por la exportación de materias primas desde África. Las exportaciones chinas a África totalizaron 97.000 millones de dólares en el mismo período, mientras que África exportó bienes por valor de 69.000 millones de dólares, en su mayoría materias primas, lo que refleja el patrón de desequilibrio comercial que sufre África desde hace tiempo. 

Si bien estas cifras se refieren a todo el continente, la mayor parte del comercio de China se realiza con solo de seis a ocho de los 54 países de África, incluidos Sudáfrica, Nigeria, Egipto, Argelia, República Democrática del Congo y Angola. 

Sin embargo, la composición de las importaciones de China procedentes de África está cambiando, perturbando sus relaciones con los países afectados. Pekín está comprando menos petróleo de África, cambiando de hecho al Golfo, Rusia y otras partes de Asia. Angola vio caer su clasificación como segundo proveedor más importante de petróleo de China al octavo lugar en 2023. Sudán del Sur, Sudán y Nigeria han visto caer sus exportaciones de hidrocarburos a China en más del 60 por ciento. 

En su lugar, China está importando minerales y comenzando cada vez más a refinarlos y procesarlos localmente. Las empresas chinas han abierto plantas de procesamiento en Zimbabue, Nigeria y Marruecos, entre otros. En el caso de los productos agrícolas, generalmente materias primas, China ha comenzado a importar aguacates ultracongelados de Kenia, carne de vaca de Namibia y café de Etiopía y Ruanda. 

También son cada vez más importantes las plataformas de comercio electrónico de China, Kilimall, Tmall, JD.com y Kikuu, que proporcionan un virtual —y crucial— punto de entrada, o mercado digital, para los proveedores africanos en los mercados mundiales y la participación en las cadenas de suministro manufactureras mundiales de las que los fabricantes africanos han estado excluidos hasta ahora en gran medida. Es esta falta de acceso a los mercados mundiales lo que en parte ha causado que la manufactura en África subsahariana caiga del 18 por ciento del PIB en 1981 al 11 por ciento el año pasado, ya que la mayoría de los países africanos siguen atrapados en relaciones comerciales de estilo colonial en las que exportan materias primas e importan productos terminados. 

Las inversiones de China en África

Pekín también se ha convertido en el mayor inversor del continente, prometiendo 191.000 millones de dólares entre 2006 y 2021, a menudo en forma de subvenciones, créditos y préstamos para financiar grandes proyectos de infraestructura, normalmente en el marco de su Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés). 

China ha invertido en 53 de los 54 países de África, en su mayoría en áreas portuarias a lo largo de la costa africana: 16 en el oeste, ocho en el norte y el este, y dos en el sur. Estos incluyen Puerto de Yibuti (Yibuti), donde ha construido su primera base militar en el extranjero, Puerto de Sudán (Sudán), Puerto de Said-Puerto de Tewfik (Egipto), Puerto de Ain Sokhna (Egipto), Puerto de  Zarzis (Túnez) y Puerto de El Hamdania (Argelia). 

China ha utilizado sus proyectos de conectividad en África (incluidas las líneas ferroviarias y de carreteras) para vincular sus proyectos industriales (incluido el procesamiento de minerales) y energéticos en el interior del país con la infraestructura de transporte, incluidos los puertos a lo largo de la costa africana. 

Muchos proyectos de infraestructura de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, como el ferrocarril de 3.800 millones de dólares entre Nairobi y la ciudad portuaria de Mombasa, en Kenia, aumentaron el endeudamiento de los países que ya estaban sumidos en el hoyo, lo que obligó a China a reducir su inversión en la Iniciativa de la Franja y la Ruta después de que varios países incumplieran o tuvieran dificultades para mantenerse al día con los pagos de la deuda. Según el Instituto de Desarrollo Global de la Universidad de Boston, el valor de los nuevos préstamos a los países africanos cayó a alrededor del 0,15 por ciento del PIB africano en 2021 desde su máximo del 1,2 por ciento en 2016. 

El año pasado, China aprobó préstamos por valor de 10.800 millones de dólares a África, en el primer aumento anual desde 2016, firmando un acuerdo en febrero con Zambia y Tanzania para mejorar la línea ferroviaria TAZARA, construida hace décadas por los chinos, que transporta cobre y otros minerales críticos a Dar-es-Salaam, en el Océano Índico. Esto se produce tras las promesas de enero de invertir hasta 7.000 millones de dólares en la empresa conjunta de cobre y cobalto Sicomines en la RDC y unos 1.300 millones de dólares en un ferrocarril que une Kano, la segunda ciudad más grande de Nigeria después de Lagos, y Maradi, la segunda ciudad más grande de Níger. 

Si bien Xi anunció la intención de Beijing de expandir su inversión en infraestructura, se espera que esto tome la forma de numerosos proyectos más pequeños basados en las tecnologías avanzadas y verdes de China, como su programa Cinturón Solar de África valorado en 14 millones de dólares para abastecer a 50.000 hogares africanos, incluidos Chad y Nigeria, con energía solar, y 50 millones de dólares para una granja solar en Burkina Faso. 

Xi también anunció un cambio importante: la inversión en industrialización para aprovechar la economía de bajos salarios de África, financiada a través de inversiones corporativas en lugar de públicas. Estas instalaciones de producción están dirigidas a la creciente clase media de África, así como a los mercados mundiales y las cadenas de suministro de productos basados en la explotación de los vastos recursos naturales del continente. 

De manera crucial, la financiación de la industrialización vendrá en forma de yuan chino, no del dólar estadounidense, como parte de un impulso más amplio de China para aumentar el uso internacional de su moneda y frenar el dominio del dólar. En la actualidad, casi todas las transacciones transfronterizas —acuerdos comerciales, financiación para el desarrollo e inversión extranjera directa— entre China y los países africanos se realizan en dólares. 

Si bien este uso del dólar integra a estos países en el sistema financiero mundial, los expone a la volatilidad de los mercados financieros. Desde enero de 2022, cuando la Reserva Federal de EE.UU. inició una serie de subidas de los tipos de interés, los países africanos han visto cómo sus monedas se depreciaban una media del 19% en relación con el dólar, ya que los inversores optaban por bonos del Tesoro de EE.UU. que pagaban más y la guerra liderada por EE.UU. y la OTAN contra Rusia en Ucrania elevaba el coste de las importaciones de cereales. Esto ha aumentado su endeudamiento y el coste del servicio de su deuda. 

No se prevé que el yuan reemplace al dólar como la principal moneda de comercio internacional, pero el anuncio de Xi indica que desempeñará un papel cada vez más importante en la facturación comercial y los acuerdos entre China y África. Esta iniciativa se lleva a cabo en un momento en el que África está desplegando su Sistema Panafricano de Pagos y Liquidación (PAPSS. por sus siglas en inglés), desarrollado por el Banco Africano de Exportación e Importación (Afreximbank), que permite a los países africanos liquidar su comercio intraafricano (actualmente muy bajo) en monedas locales, un avance que Pekín está alentando. 

Pekín también está aumentando el uso de acuerdos bilaterales de intercambio de divisas, mediante los cuales el banco central de China, el Banco Popular de China, proporciona crédito comercial denominado en yuanes a bancos comerciales locales en alrededor de 40 países, con varios en África, incluida Nigeria, con el objetivo de expandir el comercio bilateral, así como proporcionar apoyo de emergencia a los principales países africanos que están cerca de incumplir con sus préstamos. También ha apoyado al Nuevo Banco de Desarrollo, una institución multilateral creada por el grupo de países BRICS en Shanghái con la intención de utilizar las monedas de los países miembros para préstamos internacionales. 

Las preocupaciones sobre las posibles sanciones occidentales, en particular la congelación liderada por Estados Unidos de activos del banco central de Rusia, en gran parte mantenidos en el sistema bancario europeo, junto con otras sanciones financieras, están alimentando los esfuerzos de China para limitar la dominación financiera de Estados Unidos, a través de transacciones denominadas en yuanes y su apoyo al PAPSS y sistemas similares en otros lugares. 

China está tratando de reestructurar su cartera de préstamos a los 25 países africanos que, según estimaciones del FMI, están en riesgo de sufrir problemas de deuda. Se cree que los acreedores chinos, públicos y privados, tienen alrededor del 13 por ciento de esta deuda. Está comprometida en la renegociación, reestructuración y alivio de la deuda con países como Angola, Etiopía y Kenya. China y otros acreedores han acordado que Zambia pague su deuda en un plazo más largo, al tiempo que condonan 840 millones de dólares. Pekín también está proporcionando préstamos a corto plazo a países en dificultades, y al menos siete países africanos están recibiendo préstamos de rescate. 

Washington ha respondido acusando a Beijing de practicar una 'diplomacia de la deuda', atrayendo a los países africanos a asumir una deuda significativa que luego tienen dificultades para pagar, lo que permite a Beijing apoderarse de activos lucrativos. 

La respuesta de Estados Unidos

La principal preocupación de Washington es que las nuevas rutas comerciales que se están construyendo en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta desvíen el comercio de Estados Unidos y que la creciente influencia económica de China aumente su influencia política, con el acceso de China a los puertos africanos dando a su ejército una mayor capacidad de proyección de su poder. Sin embargo, a pesar de su amarga oposición a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, citando preocupaciones sobre la deuda y la sostenibilidad ambiental, Estados Unidos no ha logrado presentar una alternativa atractiva. 

El año pasado, después de décadas de disminución de la influencia en África y en medio de una preocupación al alza por el creciente control de China sobre los recursos minerales vitales, Estados Unidos firmó cientos de acuerdos por valor de 14.200 millones de dólares con países africanos en un intento por contrarrestar la creciente influencia de China. Los 547 acuerdos comerciales y de inversión representaron un aumento del 67 por ciento con respecto a 2022, tanto en número como en valor. En un acuerdo histórico, visto como una victoria de Washington sobre China y Rusia en África, una empresa estadounidense ganó una licitación para ayudar a construir el pequeño primer reactor nuclear de Ghana. 

Estados Unidos busca rivalizar con la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China a través de la Asociación para la Infraestructura e Inversión Global (PGII) del G7 con naciones 'en desarrollo' que tiene como objetivo desplegar más de $ 600 mil millones para 2027. Está participando en un proyecto de 10.000 millones de dólares para financiar el Corredor Lobito para 'desalojar a los chinos'. 

El proyecto consiste en la renovación y ampliación de una línea ferroviaria de 1.300 kilómetros de longitud, destruida en gran parte durante la guerra civil provocada por Estados Unidos, que transportará minerales críticos desde la, rica en recursos, República Democrática del Congo, así como desde la provincia del Cinturón de Cobre de Zambia hasta el puerto angoleño de Lobito, en la costa atlántica. Incluye la expansión del puerto de Lobito y la construcción de plantas de energía solar y puentes alrededor de las comunidades rurales. Estados Unidos ha anunciado un acuerdo que ampliaría el Corredor de Lobito para llegar a los depósitos de níquel en Tanzania, ampliando el acceso de Estados Unidos a los minerales críticos de África y potencialmente creando la primera conexión ferroviaria este-oeste en África. 

El préstamo de 1.200 millones de dólares de la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de Estados Unidos para el proyecto Lobito es digno de mención porque Angola fue una vez un campo de batalla de la Guerra Fría y más tarde el mayor receptor de préstamos de China en África. Luanda aún debe unos 17.000 millones de dólares de los 45.000 millones que pidió prestados a China, en su mayoría en forma de préstamos respaldados por petróleo. 

La mayoría de los minerales de la República Democrática del Congo y Zambia se transportan actualmente a través del ferrocarril financiado por China que une Zambia y Tanzania (el ferrocarril TAZARA) con Dar-es-Salaam en el Océano Índico o deben ser transportados en camiones a Angola a un coste mucho mayor. El desarrollo del Ferrocarril Atlántico de Lobito significa que en el futuro habrá que elegir entre exportar a través del Océano Atlántico o el Océano Índico o, para decirlo sin rodeos, entre EE.UU./Europa y China, aunque esto es cuestionable ya que las empresas chinas dominan la región minera de la RDC y están llevando a cabo mejoras por valor de 1.000 millones de dólares en el ferrocarril competidor TAZARA que tiene diferentes anchos de vía. 

Como dijo una hoja informativa de la administración Biden, el imperativo político ahora es 'superar a China en el escenario mundial' y esto incluye a África, a medida que se intensifican las tensiones entre las grandes potencias sobre los minerales críticos.

(Publicado originalmente en inglés el 16 de septiembre de 2024) 

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