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Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad

Parte 8

El Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.) sigue hoy con la publicación de Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad. El documento se debatió extensamente y fue adoptado unánimemente en el Congreso de Fundación del PSI, celebrado del 3 al 9 de agosto del 2008. Durante dos semanas el WSWS publicará en partes el texto publicado en este sitio en su inglés original del 29 de septiembre al 10 de octubre del 2008. (Oprima aquí para leer las partes 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11)

El WSWS ya ha publicado en castellano la Declaración de Principios del Partido Socialista por la Igualdad, la cual también fue adoptada por el Congreso de Fundación, la cual también fue adoptada por el Congreso de Fundación en agosto del 2008.

La ruptura de Wohlforth con la Workers League

157. La crisis del capitalismo mundial y la intensificación de las luchas de clase impulsaron a la superficie varios problemas políticos en la Workers League. El crecimiento del partido a fines de los años 1960 y principios de los años 1970 se había basado en gran medida en la radicalización de los estudiantes y de los jóvenes de las minorías. Pero el ambiente político en las universidades cambió considerablemente cuando las tropas estadounidenses comenzaron a retirarse de Vietnam y se le puso fin a la conscripción militar. Fue así que la Workers League se enfrentó a las dificultades de enfocarse en la clase trabajadora. Esto requería no solo la expansión de actividades y práctica; también requería un profundo análisis marxista de la situación objetiva y la asimilación, por un cuadro partidista relativamente sin experiencia, de las lecciones de la lucha del CICI contra el revisionismo pablista. En cambio, bajo la dirección de Wohlforth, la labor del partido adquirió un carácter mayormente activista sin una perspectiva política clara. La conducta política y personal de Wohlforth exhibió evidencias perturbadoras de desorientación. Instigado por una nueva compañera, Nancy Fields, con quien tenía relaciones sentimentales, las intervenciones de Wohlforth en el partido adquirieron un carácter apresurado, carente de principios y destructivo. En un año, entre 1973 y 1974, la Workers League perdió más de la mitad de sus militantes.

158. La crisis en la Workers League llegó a su punto crítico a finales de agosto de 1974. El Comité Internacional descubrió que Nancy Fields —quien, sin ninguna experiencia o idoneidad había sido ascendida a la dirigencia por Wohlforth y se había convertido en su compañera inseparable— tenía un parentesco íntimo con un alto funcionario de la CIA. Después se descubrió que Wohlforth, a pesar de estar consciente de parentesco, había ocultado esta información de los otros integrantes del Comité Central de la Workers League. Wohlforth tampoco le informó al Comité Internacional sobre los antecedentes de Fields, a pesar de haberla seleccionado personalmente para que lo acompañara a una conferencia del CICI en mayo de 1974. Varios de los delegados que asistieron a dicha conferencia provenían de países azotados por regímenes represivos que les obligaba a conducir su labor política en la clandestinidad. El Comité Central de la Workers League votó por destituir a Wohlforth como secretario general y, pendiente a una investigación de los antecedentes de Fields, suspenderla como militante. [95] Un mes más tarde, Wohlforth renunció a la Workers League y poco después criticó públicamente al Comité Internacional y —repudiando todo lo que había escrito durante 14 años— ingresó de nuevo al SWP. Eventualmente, Wohlforth abandonaría la política socialista por completo, acusaría de “culto” al movimiento trotskista y, a finales de los años 1990, en un artículo titulado, “Dad una oportunidad a la guerra”, abogó por la intervención militar de Estados Unidos en los Balcanes.

La Workers League después de Wohlforth

159. La deserción política de Wohlforth marcó un punto decisivo en la evolución de la Workers League como organización trotskista. La renuncia de Wohlforth y su repudio posterior a su propia historia política no sólo expresaron sus flaquezas personales; también personificaron características específicas del radicalismo pequeño burgués de Estados Unidos —sobre todo su desprecio a la teoría sistemática y su desdén pragmático por la historia. La Workers League reconoció que la crisis por la cual el partido había atravesado entre 1973 y 1974 requería más que una crítica de los errores de Wohlforth y, en respuesta a su renuncia y sus acusaciones contra el CICI,inició una extensa investigación de la historia de la Cuarta Internacional. Fue precisamente el énfasis en la experiencia histórica del movimiento trotskista, dentro del contexto del desarrollo objetivo del capitalismo mundial y la lucha internacional de clases, que surgió como la característica esencial y distintiva de la Workers League. Ésta repetidamente enfatizó que el desarrollo de la perspectiva marxista y la orientación estratégica hacia la clase trabajadora sólo eran posibles siempre que el peso total de de las experiencias históricas del movimiento marxista se emplearan como base del análisis de los procesos socioeconómicos contemporáneos. En su resolución perspectiva de noviembre de 1978, la Workers League afirmó:

“Las bases para la práctica revolucionaria, la base indispensable para toda verdadera orientación hacia la clase trabajadora desde el punto de vista de de la lucha por el poder, es la completa asimilación de todas las experiencias históricas del Comité Internacional desde 1953. La capacitación de los cuadros trotskistas sólo es posible en la lucha por fundamentar todo aspecto y detalle de la labor política del partido en los éxitos históricos del Comité Internacional en su lucha contra el revisionismo”. [96]

160. El documento explicó la relación entre esta reelaboración consciente y continua de la experiencia histórica del movimiento trotskista y tanto la lucha teórica contra el pragmatismo como la orientación práctica del partido hacia la clase trabajadora:

“No puede haber un verdadero giro hacia la clase trabajadora fuera del esfuerzo consciente por conservar las líneas de continuidad histórica entre, por una parte, las presentes luchas de la clase trabajadora y el partido revolucionario como una unidad de opuestos, y por otra todo el contenido de las experiencias históricas objetivas de la clase y el desarrollo del bolchevismo. La lucha contra el pragmatismo en las bases del partido —y, por lo tanto, en la clase trabajadora misma— sólo puede entablarse seriamente si se adopta el punto de vista de que hay que luchar para basar toda las labores del partido en los adelantos históricos que han resultado de la lucha contra el revisionismo, así como también en el inmenso patrimonio teórico y político que Trotsky le legó a la Cuarta Internacional. Tan pronto como la lucha contra el pragmatismo se desprende de los esfuerzos para mantener los vínculos históricos entre la práctica diaria de los cuadros y toda la experiencia histórica por la cual ha atravesado el movimiento trotskista, éste se degenera en las más impotentes justas verbales. O, para ponerlo de manera más exacta, simplemente se convierte en otro tipo de pragmatismo”. [97]

Los orígenes de la Investigación sobre La seguridad y la Cuarta Internacional

161. La intersección entre la historia y la política encontró su expresión en las circunstancias en que Wohlforth desertó de la Workers League. Aunque inicialmente admitió que había puesto en peligro la seguridad del movimiento al no informarle a las dirigencias de la Workers League y del Comité Internacional acerca de los vínculos familiares de Fields, Wohlforth —inmediatamente luego de abandonar a la Workers League— declaró que las inquietudes que el partido había planteado no tenían la menor justificación. También declaró que la preocupación de Gerry Healy por el tema de la seguridad era prueba de su “locura”. Joseph Hansen, dirigente político principal del SWP y editor del periódico pablista Intercontinental Press, se apareció vino para ayudae a Wohlforth con una caústica crítica de Healy. “Wohlforth describe las acciones de Healy como una ‘locura', escribió Hansen. “¿No sería preferible y más preciso usar un término moderno: ‘paranoia'? [98]

162. La intervención de Hansen en defensa de Wohlforth tenía dos objetivos: denigrar la necesidad de establecer la seguridad del movimiento socialista revolucionario y desacreditar a todos los que tomaron el asunto en serio y plantearon las cuestiones de mayor significado político e histórico:

i. Cuando Hansen defendió la negligencia de Wohlforth referente a la seguridad de su propia organización luego de la renuncia de Nixon, ya salía a la luz una enorme cantidad de evidencia que el gobierno había lanzado una enorme ola de espionaje contra organizaciones radicales y socialistas. La propia organización de Hansen había sido blanco de espionaje durante 15 años. Documentos relacionados a la llamada “Operación COINTELPRO”, establecida por el Federal Bureau of Investigation (Oficina Federal de Investigaciónes; siglas en inglés: FBI) bajo la dirección de J. Edgar Hoover, revelaron que, entre 1961 y 1975, agentes secretos y espías habían inundado al SWP.

ii. El movimiento trotskista había sufrido golpes devastadores como consecuencia de la infiltración de agentes de la Unión Soviética y los Estados Unidos en la Cuarta Internacional. Agentes estalinistas que habían penetrado el movimiento, planearon y ejecutaron los asesinatos de una parte significativa de la dirigencia de la Cuarta Internacional entre 1937 y 1940.

iii. Hansen, quien calumnió la preocupación de Healy por la seguridad del movimiento trotskista internacional como “paranoia”, había presenciado el asesinato de Trotsky por Mercader. Y fue el propio Hansen quien autorizó la entrada del agente de la GPU a la casa de Trotsky en Coyoacán el día del homicidio. Hansen también sabía que Mercader había desarrollado relaciones personales con una joven militante del SWP como artimaña para obtener acceso a Trotsky. Después del asesinato, James Cannon criticó severamente la “negligencia” que había comprometido la seguridad personal de Trotsky. “No hemos investigado con profundidad los antecedentes de nuestra gente, ni siquiera de los que ocupan cargos dirigentes —de dónde vinieron, cómo viven, con quiénes están casados, etc. Siempre que estas preguntas se planteaban —y son elementales para toda organización revolucionaria— la oposición pequeñoburguesa gritaba, ‘¡Dios mío, están invadiendo las vidas privadas de nuestros camaradas!'.Sí, eso es precisamente lo que estábamos haciendo, o más correctamente, lo que amenazábamos con hacer, pero nada sucedió del caso en el pasado. Si hubiéramos investigado esos asuntos con mayor cuidado, podríamos haber prevenido cosas malas durante aquellos días”. [99]

163. Dado el contexto, el ataque de Hansen contra Healy no sólo fue grosero y calumnioso; fue nada menos que un intento para desarmar ideológicamente a los cuadros del movimiento trotskista en medio de las amenazas reales que el estado capitalista y sus agencias habían lanzado en su contra. El Comité Internacional decidió que la respuesta más apropiada a Hansen y a Wohlforth sería repasar las experiencias históricas de la Cuarta Internacional referentes a los problemas de seguridad. Específicamente, esto acarreó una investigación de los acontecimientos que condujeron al asesinato de Trotsky. En su Sexto Congreso en mayo de 1975, el CICI votó para iniciar esa investigación, cuyos resultados serían publicados bajo el título Seguridad y la Cuarta Internacional.

El papel de Joseph Hansen

164. Las primeras etapas de la investigación descubrieron documentos recientemente desclasificados, los cuales revelaron la conspiración que preparó el asesinato de Trotsky y el papel fatal que jugaron agentes que lograron infiltrar todos los centros políticos principales de la Cuarta Internacional. El CICI descubrió documentos relacionados con las actividades de agentes tales como Mark Zborowski, quien fue asistente principal del hijo de Trotsky, Lev Sedov. Zborowski jugó un papel clave en el asesinato de Sedov y otros militantes dirigentes de la Cuarta Internacional en Europa. Otro agente estalinista importante, que le facilitó al Kremlin valiosa información acerca de las actividades de Trotsky, fue Sylvia Caldwell (apellido de soltera Callen), secretaria personal de James P. Cannon. Pero la información de mayor importancia que el CICI descubrió se relacionaba con las actividades de Joseph Hansen. Documentos descubiertos en los Archivos Nacionales de Estados Unidos, así como también otros obtenidos por una petición bajo el Freedom of Information Act [Acta de la Libertad de la Información], revelaron que Hansen, justamente después del asesinato de Trotsky, intentó establecer —y terminó por establecer— relaciones secretas con agentes estadounidenses de alto nivel. Uno de los documentos, fechado 25 de septiembre de 1940, es una carta del cónsul de Estados Unidos en Ciudad de México a un funcionario del Departamento de Estado. Dice la carta que Hansen “desea comunicarse con alguien de su confianza ubicado en Nueva York a quien información confidencial se le pudiera ofrecer con impunidad”. [100]

165. El CICI descubrió pruebas concluyentes de que Joseph Hansen había funcionado como agente dentro del movimiento trotskista. Una demanda interpuesta por Alan Gelfand contra el gobierno de Estados Unidos, la cual alegaba que el gobierno controlaba al SWP, obligó a que se divulgaran documentos oficiales que corroboraron las conclusiones de la investigación llevada a cabo por la Cuarta Internacional. Uno de los hechos esenciales que se descubrió como consecuencia de la demanda fue que el FBI sabía, por los menos desde mediados de los años 1940, que Joseph Hansen había funcionado como agente del GPU dentro del SWP. Louis Budenz, antiguo dirigente del Partido Comunista y el mismo hombre que previamente había desenmascarado públicamente a Sylvia Caldwell, lo había identificado como agente estalinista. La revelación dejó bien claro las razones por las cuales Hansen y los dirigentes del SWP criticaron apasionadamente a Budenz y defendieron a Caldwell. Si hubieran admitido que Budenz había dicho la verdad acerca de Caldwell, le habrían dado considerable credibilidad a su identificación de Hansen como agente. Por consiguiente, el SWP la defendió como camarada “ejemplar” hasta que el momento en que el tribunal ordenó la divulgación del testimonio que ella había prestado ante el Gran Jurado, donde admitió que había funcionado en el SWP como agente de la GPU. Reba Hansen, esposa de Joseph Hansen, mintió públicamente acerca de las razones por las cuales Caldwell había abandonado el partido bruscamente en 1947 (año en que las revelaciones de Budenz se hicieron públicas). Reba Hansen describió a Caldwell como “ser humano cálido” y afirmó que “Sylvia se había ido de Nueva York en 1947 por obligaciones familiares” [101] Jack Barnes, secretario nacional del SWP, en testimonio que prestara durante el juicio de la demanda de Gelfand, declaró que Caldwell “es una de mis heroínas luego del acoso y de lo que ha vivido en los dos últimos años.” [102]

Un “veredicto” falso: los pablistas apoyan el encubrimiento de crímenes estalinistas

166. A pesar de la evidencia descubierta por el CICI, todas las organizaciones pablistas oportunistas se opusieron a la investigación acerca de la Seguridad y la Cuarta Internacional. En septiembre de 1976, casi todos los dirigentes del movimiento pablista emitieron un llamado “veredicto” censurando la Seguridad y la Cuarta Internacional como una “incriminación vergonzosa”. Luego, cuando Gelfand condujo el proceso de las declaraciones juradas (verbales) de los funcionarios del SWP responsables por la publicación del “veredicto”, se estableció que ninguno de los signatarios había repasado la evidencia acumulada por el CICI antes de firmar la censura contra La seguridad y la Cuarta Internacional. El Comité Internacional hizo llamados repetidos para que se estableciera una comisión oficial de investigación que analizara la evidencia, pero no hubo ninguna reacción. Los intereses políticos jugaron el papel decisivo en la reacción de los pablistas. No tenían ningún interés en sacar a flote la cuestión del asesinato de Trotsky y poner ante los ojos de una nueva generación de trabajadores la historia de los crímenes estalinistas. Tampoco interpusieron objeción cuando el SWP fue a los tribunales en 1982 a apoyar los esfuerzos de Mark Zborowski para invalidar una citación judicial que Gelfand había conseguido y que obligaba a Zborowski a responder preguntas sobre la infiltración del SWP. Zborowski, quien en ese entonces vivía en cómodo retiro en San Francisco, peleó la orden judicial basándose en que todo testimonio que contribuyera a la revelación de agentes dentro del SWP constituía una infracción de la recientemente adoptada Ley de Protección de Identidades de Agentes de Espionaje [Intelligence Identities Protection Act]. El tribunal falló a favor de Zborowski.

167. En el cuarto de siglo que ha transcurrido desde que se completara la investigación de la Seguridad de la Cuarta Internacional, la divulgación de documentos oficiales soviéticos ha documentado muchos de los descubrimientos del CICI. El llamado “Proyecto Venona” —archivos de fuentes de espionaje soviético que han sido descifrados— definitivamente identifican como agentes estalinistas no solo a Caldwell, sino también a Robert Sheldon Harte, militante del SWP enviado a México en función de guardia de seguridad. Cuando el CICI inicialmente publicó la información que incriminaba a Harte, el SWP y los pablistas la censuraron como calumnia. A pesar de la validación de las acusaciones hechas por el CICI, ninguna de las organizaciones pablistas se ha retractado de sus críticas a la investigación Seguridad y la Cuarta Internacional.

168. Otro conjunto de hechos peculiares salió a la luz a consecuencia de la investigación acerca de la Seguridad. Se descubrió que toda la dirigencia central del SWP, inclusive la mayoría de su comité político, había asistido al Carleton College, pequeña universidad de artes liberales en la región noroeste de Estados Unidos. No existía ninguna documentación de que el SWP había conducido alguna labor sistemática en el campus de esa universidad entre 1960 y 1964, cuando muchos de sus estudiantes, inclusive Jack Barnes, ingresaron al partido y rápidamente fueron ascendidos a la dirigencia. La entidad que sirvió como medio para transformar a estos estudiantes conservadores de la región norcentral del país (Jack Barnes había sido Republicano) en líderes de una organización ostensiblemente revolucionaria fue el Comité de Justicia para Cuba, el cual había sido manipulado y plagado por el FBI. Hasta hoy día, la dirigencia del SWP no ha ofrecido la menor explicación del fenómeno de Carleton College.

169. A medida que la investigación del Comité Internacional descubría evidencia cada vez más incriminatoria que Hansen era un agente, el SWP y los pablistas abrieron una contra campaña, la cual asumió un carácter más y más provocativo. El 14 de enero de 1977, los pablistas organizaron una reunión pública en Londres de todos sus partidarios para censurar a La seguridad y la Cuarta Internacional y, sobre todo, a Gerry Healy. Entre los que se dirigían a la asamblea se encontraban Ernest Mandel, Tariq Ali (líder de la organización pablista británica), Pierre Lambert (líder de la OCI) y Tim Wohlforth. Antes de la reunión, el WRP envió una carta a los dirigentes de las organizaciones pablistas en la que abogaba por establecer una comisión paritaria, la cual consistiría de una cantidad igual de militantes del CICI y el Secretariado Unido, para analizar la evidencia que la investigación había descubierto. La carta no recibió respuesta, ni tampoco se mencionó en la reunión del 14 de enero. En cambio, la reunión se entregó completamente a lanzar ataques denigrantes contra Healy. Cuando Healy se levantó del público y pidió que se le diera la oportunidad de contestar a los ataques, los organizadores del evento le negaron la petición.

170. A pesar de las tácticas obstruccionistas de los pablistas, la investigación continuó. En mayo de 1977, el CICI localizó a Sylvia Caldwell en un suburbio de Chicago; vivía en un vecindario de casas rodantes sin dirección fija. Luego de abandonar el SWP, se había vuelto a casar (su primer marido, el agente estalinista Zalmond Franklin, había fallecido en 1958). Ahora se llamaba Sylvia Doxsee. Aseveró que no tenía ningún recuerdo de haber sido militante del SWP y al mismo tiempo declaró que James P. Cannon fue un hombre de poca importancia. En junio de 1977 El CICI publicó fotos de Doxsee y parte de la copia taquigráfica de la entrevista. El SWP reaccionó con una campaña pública que trató de pintar a la Workers League como organización “violenta”. La campaña la encabezó el propio Hansen, quien, al mismo tiempo que advertía acerca de las “consecuencias mortales” para el Comité Internacional, escribía que “los partidarios de Healy son bastante capaces de iniciar la violencia física contra otros sectores del movimiento obrero...” [103] Por mucho tiempo, el modo de proceder de los estalinistas había sido pintar al movimiento trotskista de “violento” mientras preparaban ataques físicos contra éste. Cuatro meses después, el 16 de octubre de 1977, Tom Henehan, militante dirigente de la Workers League, fue asesinado a tiros en Nueva York cuando supervisaba una función pública de la organización juvenil del partido, la Juventud Socialista. Murió de sus heridas pocas horas después en un hospital. El homicidio de Henehan tenía todas las características de un asesinato profesional, llevado a cabo por pistoleros experimentados que entraron al local donde se celebraba la función, y, sin causa alguna, abrieron fuego contra Henehan. La prensa de Nueva York inmediatamente lo tildó como otro “asesinato sin sentido” y la policía se negó en conducir una investigación. Aunque testigos oculares habían identificado a los dos asesinos, la policía no hizo ningún esfuerzo por arrestarlos. Los pablistas aprobaron la inacción de la policía y se negaron a reportar o censurar el asesinato de Tom Henehan. La Workers League organizó una campaña política independiente para movilizar el apoyo del público y exigir que a los asesinos se les arrestara. En el curso de esa campaña, decenas de miles de trabajadores, y representantes de los sindicatos que representaban a varios millones de trabajadores, firmaron peticiones a favor de la demanda de la Workers League. Finalmente, en octubre de 1980, la policía accedió a las presiones del público y arrestó a los asesinos, Ángelo Torres y Edwin Sequinot. El juicio se celebró en julio de 1981. Fueron encontrados culpables y sentenciados a muchos años de cárcel. Sin embargo, los acusados no prestaron testimonio y, por lo tanto, no rindieron ninguna explicación de sus actos.

Notas:

95. El informe publicado por el CICI sostuvo que "desde la edad de los doce años hasta su graduación de la universidad, Nancy Fields fue criada, educada y mantenida económicamente por sus tíos, Albert y Gigs Morris. El primero es jefe de las actividades informáticas de la CIA en Washington y también accionista en la IBM. Fue integrante de la OSS, agencia que precediera a la CIA, y trabajó en Polonia como agente del imperialismo. Durante la década de los 1960, Richard Helms, ex director de la CIA y actualmente embajador de Estados Unidos en Irán, a menudo frecuentó la residencia de los Morris en el estado de Maine". [Documentos sobre la Seguridad y la Cuarta Internacional (Nueva York: Labor Publications, 1985), pág. 15.]

96. The World Economic-Political Crisis of Capitalism and the Death Agony of US Imperialism (New York: Labor Publications, 1979), p. 30.

97. Ibid., p. 36.

98. "The Secret of Healy's Dialectics," Intercontinental Press, March 31, 1975.

99. James P. Cannon, The Socialist Workers Party in World War II: Writings and Speeches, 1940-43 [New York: Pathfinder Press, 1975], pp. 81-82.

100. Documents of Security and the Fourth International, p. 115.

101. James P. Cannon As We Knew Him (New York: Pathfinder Press, 1976), p. 233.

102. The Gelfand Case, Volume II (New York: Labor Publications, 1985) p. 635.

103. Intercontinental Press, June 20, 1977.

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