Alex Saab, un hombre de negocios y diplomático venezolano-colombiano, fue arrastrado ante el juez de un tribunal federal en Miami el lunes esposado y en traje naranja para oír que se le acusa de ocho cargos de lavado de dinero que podrían ponerlo en una cárcel estadounidense por 20 años.
La aparición viene luego de una extradición extralegal, más parecida a una entrega, que sucedió el sábado por la tarde después de que la policía del país insular Cabo Verde en África occidental irrumpiera en la casa donde Saab estaba siendo retenido y lo metiera por la fuerza en un avión del Departamento de Justicia estadounidense que lo llevó a Miami y a una cárcel federal.
Saab fue detenido después de que su avión aterrizara en Cabo Verde en junio de 2020 para repostar combustible. Iba camino a Irán para negociar un acuerdo para obtener comida y combustible para Venezuela, que padece escasez de ambos, así como medicamentos, debido al bloqueo económico de 'máxima presión' impuesto por la administración de Trump contra el país. El presidente estadounidense Joe Biden ha continuado estas medidas punitivas, que tienen por objetivo hacer pasar hambre al pueblo venezolano para conseguir el cambio de régimen y la imposición de un régimen títere en Caracas. Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo conocidas del mundo.
La extradición —o entrega— fue llevada a cabo el día anterior a las elecciones nacionales en Cabo Verde, una fecha escogida sin dudas para amortizar el impacto mediático en el país. El partido gobernante fue derrotado en las elecciones del domingo. El partido de la oposición, el Partido Africano por la Independencia de Cabo Verde (PAICV) —el partido burgués que fue el sucesor del PAIGC, que libró una lucha armada para derrocar el colonialismo portugués— apenas le dio importancia a la suerte de Saab. Con todo, las encuestas indicaron que los caboverdianos se oponían en su gran mayoría a la sumisión del gobierno a las exigencias extralegales de Washington, lo que contribuyó a la derrota del gobernante Movimiento por la Democracia (MpD).
La administración de Trump había usado sobornos y amenazas para obligar a Cabo Verde a entregar a Saab. En cierto momento, un barco de guerra de la Marina estadounidense fue enviado a aguas costeras de Cabo Verde en una exhibición de fuerza acerca de este tema.
Saab, que tiene ciudadanía colombiana y venezolana, había negociado numerosos tratos para conseguir comida, combustible, medicamentos y otros bienes básicos para Venezuela esquivando las sanciones estadounidenses. Esto incluía un acuerdo alcanzado con Irán el año pasado, justo antes de ser detenido, para enviar suministros de emergencia de gasolina y otros productos derivados del petróleo a Venezuela.
Otros acuerdos negociados por Saab consiguieron comida para los supermercados venezolanos y el programa de alimentos subvencionado por el gobierno, conocido como CLAP. Viajó a Turquía, China, Dubai, Europa del este, Serbia y otras regiones, haciendo acuerdos complejos que canalizaban suministros muy necesitados y divisas a Venezuela a cambio de oro, petróleo y otros productos. Estos acuerdos desafiaban las sanciones estadounidenses, que criminalizan cualquier comercio con petróleo venezolano y cualquier acceso por parte de Venezuela al sistema financiero mundial dominado por EEUU.
Las alegaciones de lavado de dinero contra Saab presuntamente implican que creó numerosas corporaciones instrumentales con el propósito de mover bienes dentro y fuera de Venezuela. Dado el régimen de sanciones unilaterales estadounidenses, que castiga a terceros que se atrevan a emprender actividades comerciales legales internacionales con Venezuela, la creación de tales compañías y el llamado 'lavado de dinero' eran medios necesarios para evadir las represalias de Washington.
En cualquier caso, como revelaron los recientemente publicados Papeles de Pandora, Estados Unidos es el centro global para la creación de sociedades instrumentales para proteger los bienes de los milmillonarios y multimillonarios del mundo de ser gravados.
EEUU acusa que Saab se ha embolsado la mejor parte de los acuerdos realizados para suministrar vivienda y comida subvencionada a la población venezolana. Aunque no se han presentado pruebas para apoyar estas afirmaciones, la cuestión obvia es, ¿qué le da derecho a Washington a discutir alegaciones de corrupción en Venezuela?
Aunque no hay dudas de que el gobierno del presidente Nicolás Maduro y su base clave de apoyo, la llamada boliburguesía compuesta por especuladores y figuras de negocios con estrechos vínculos con el gobierno y el ejército, se han visto envueltos en corrupción, lo mismo puede decirse de cualquier cantidad de regímenes respaldados por Washington, desde el recientemente derrocado gobierno títere en Afganistán, a la dictadura en Egipto, los gobiernos derechistas en América Central y el régimen ucraniano.
La persecución de Saab ha sido llevada a cabo sobre una base extralegal persiguiendo objetivos políticos abiertamente imperialistas. No existen tratados de extradición entre Cabo Verde y EEUU y no había ninguna orden internacional de arresto contra él cuando fue detenido.
El gobierno caboverdiano, doblegándose sumisamente a las exigencias de Washington, anuló los dictámenes de los propios tribunales del país y empacó a Saab en el avión que iba a EEUU antes de que agotara sus apelaciones y sin orden legal ni notificaciones a los abogados de Saab o a su familia, a quienes se les prohibió entrar a Cabo Verde.
El gobierno ignoró un dictamen del tribunal regional de la Comunidad Económica de África Occidental (ECOWAS), que ordenó a Cabo Verde que liberara a Saab y que le pagara una indemnización de $200.000. Los dictámenes del tribunal son legalmente vinculantes en los países que firmaron el tratado que lo creó, entre los cuales está Cabo Verde.
De la misma manera el gobierno de Cabo Verde ignoró las exigencias que hicieron cuatro reporteros especiales de Naciones Unidas y un Grupo de Trabajo de la ONU. Exigieron que el gobierno respondiera por 'la base fáctica y la base legal para el arresto, la detención y la posible extradición del embajador Alex Saab Moran a los Estados Unidos, incluyendo la naturaleza exacta de las acusaciones contra él y los hechos que respaldan esas acusaciones; sobre la violación de garantías judiciales, consulares y otras relativas a un juicio justo; sobre las alegaciones de tortura y maltrato del embajador Saab; sobre la violación de su derecho a la integridad física y el deterioro de su salud atribuible a las autoridades; sobre el riesgo de tortura en caso de extradición; y sobre la violación de la inmunidad diplomática del embajador Alex Saab'.
Venezuela ha insistido en que Saab es el embajador del país y estaba de viaje con pasaporte diplomático, lo que hace de su arresto y extradición una crasa violación de la convención de Viena que protege la inmunidad diplomática. Una objeción presentada en un tribunal estadounidense a la extradición sobre esta base fue rechazada argumentando que no podría haber audiencia en este caso hasta que arrestaran a Saab. El Departamento de Estado estadounidense, mientras tanto, afirmaba que el estatus diplomático de Saab no había sido registrado ante el departamento ni aceptado por este. El equipo de la defensa de Saab replicó que 'no hay ningún proceso mediante el cual un Enviado Especial o embajador de un país extranjero a otro país sea obligado a procurar ningún tipo de registro o aceptación por parte del Departamento de Estado de EEUU. ... En este caso, la nominación de Alex Saab es estrictamente un asunto entre Venezuela e Irán y de nadie más'.
En respuesta al arresto de Saab, el gobierno de Maduro en Venezuela ordenó el reencarcelamiento de seis antiguos ejecutivos —cinco de ellos ciudadanos estadounidenses— de la compañía CITGO, basada en los EEUU pero propiedad de Venezuela, quienes fueron acusados de corrupción. Los seis fueron liberados y puestos bajo arresto domiciliario en abril pasado en un gesto ostensible para intentar un acercamiento con Washington. La administración Biden, sin embargo, no ha mostrado ninguna intención de aflojar la soga económica estadounidense alrededor de Venezuela.
El gobierno de Maduro también suspendió las conversaciones en México con la oposición venezolana derechista respaldada por EEUU. Caracas ha exigido que se incluya a Saab en su delegación que participa en este 'diálogo' con los títeres de Washington.
Dado que un acuerdo alcanzado mediante estas conversaciones constituía una condición previa para aliviar las sanciones impuestas por Washington y la Unión Europea, la extradición de Saab bien podría ser una provocación deliberada con el objetivo de hacer fracasar este proceso y mantener vigente el bloqueo. La administración Biden, como antes la de Trump y la de Obama, ve a Venezuela bajo el prisma de la lucha contra China y la influencia de Beijing en lo que los imperialistas estadounidenses han descrito como su 'propio patio trasero'.
La entrega de Saab a Miami es coherente con la persecución de la ejecutiva de Huawei Technologies, Meng Wanzhou, y el intento de extraditarla de Canadá por supuestas violaciones de sanciones estadounidenses a Irán y, de la manera más infame, con el continuo intento de extraditar al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, del Reino Unido a EEUU para enfrentarse a acusaciones bajo la Ley de Espionaje con una posible cadena perpetua por revelar crímenes de guerra, tortura, vigilancia, corrupción y conspiraciones golpistas de Washington.
En todas partes, el imperialismo estadounidense aplica una política de gangsterismo, violando arbitrariamente el derecho internacional, mientras insiste en su 'derecho' a llevar a cabo la aplicación extraterritorial de las leyes estadounidenses y la imposición unilateral de sanciones secundarias.
En un acto en Caracas el domingo, la esposa de Saab, Camila Fabri Saab, leyó una carta que él había escrito justo antes de su extradición en la que insistía en que no había cometido 'ningún crimen en los Estados Unidos ni en ningún otro país' y que no tenía intención de 'mentir para ayudar a los Estados Unidos'.
Saab también advirtió de que 'si me matan y dicen que fue suicidio, esto es algo que yo nunca haría'.
(Publicado originalmente en inglés el 18 de octubre de 2021)