En algún momento, probablemente más pronto que tarde, un gran inversor especulativo o una institución financiera podría sufrir un golpe importante debido a las oscilaciones de los mercados, con consecuencias de gran alcance que arrastrarían al sistema financiero mundial.
Incluso antes de la invasión rusa de Ucrania, los mercados financieros estaban en su punto más frágil desde marzo de 2020, al comienzo de la pandemia, debido a los temores de lo que producirían las subidas de los tipos de interés y el endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos y otros bancos centrales.
Las sanciones impuestas al sistema bancario y financiero ruso por Estados Unidos y la OTAN, junto con las prohibiciones impuestas al petróleo ruso por Estados Unidos, han disparado los precios de las materias primas, no sólo del petróleo y el gas natural, sino también del trigo y otros cereales, así como de los metales industriales.
El petróleo ha llegado a alcanzar los $139 por barril. El precio del gas en Europa alcanzó en un momento llegó a €345 euros por megavatio hora, antes de bajar a 241 euros. Hace un año, el precio era de €16.
Los efectos financieros de la escalada de los precios de las materias primas se han puesto de manifiesto esta semana en el mercado del níquel, del que Rusia es uno de los principales productores.
El lunes, el precio del níquel en la Bolsa de Metales de Londres (LME) subió un 75%, hasta $50.000 la tonelada. Al día siguiente se duplicó hasta alcanzar $100.000, para luego volver a caer hasta $80.000 antes de que la LME suspendiera la comercialización del metal.
Los precios del níquel suelen moverse como mucho un par de puntos porcentuales al día, y los operadores de la LME, que llevan mucho tiempo en ella, dijeron que nunca habían visto nada parecido.
El impacto financiero no tardó en revelarse. El milmillonario chino Xiang Guangda, fundador del principal productor de acero inoxidable del país, Tsingshan Holding Group, se había puesto en corto con el níquel, es decir, había suscrito contratos basándose en la suposición de que su precio bajaría.
El movimiento en sentido contrario dejó a la empresa con pérdidas en papel por valor de varios miles de millones de dólares. Las primeras estimaciones de los medios de comunicación chinos apuntaban a que las pérdidas podrían ascender a $8.000 millones.
Al anunciar la suspensión de la negociación del níquel, que no se espera que se reanude antes del final de esta semana, la LME dijo que la decisión se tomó por 'motivos de orden en el mercado'.
Las extremas turbulencias se extienden más allá de los mercados de materias primas y de las instituciones que operan en ellos, que a menudo hacen grandes apuestas en función de hacia dónde consideran que se moverán los precios. También afecta a los bancos que han invertido en los mercados financieros rusos.
El banco italiano UniCredit, el trigésimo cuarto del mundo, ha advertido que se enfrenta a pérdidas de €7.000 millones ante un 'escenario extremo' en el que todo su negocio en Rusia quede aniquilado. La empresa dijo ayer que tenía préstamos por valor de €7.800 millones en su unidad de consumo rusa y exposiciones transfronterizas a empresas por valor de €4.500 millones, de los cuales alrededor del 5 por ciento se habían visto afectados por las sanciones.
El efecto de las sanciones va mucho más allá de las empresas e instituciones financieras que se ven directamente afectadas por ellas.
En un artículo de esta semana, el Wall Street Journal citaba las declaraciones de Christopher Smart, antiguo asistente especial del presidente Obama. Dijo que la situación a la que se enfrentan las empresas mundiales tras las sanciones recordaba a la que acompañó al colapso de Lehman Brothers en 2008.
'Nunca hemos visto nada tan amplio, tan potente y tan repentino impuesto a una economía de este tamaño e importante para la economía mundial', dijo.
Recordó a Lehman Brothers por la incertidumbre sobre quién tenía exposición a Rusia. 'Puede que yo sepa que no estoy expuesto, pero no estoy seguro de quiénes de mis clientes pueden estar expuestos, quiénes tienen inversiones que... van a tener que amortizar', comentó Smart.
El aumento de los precios de las materias primas, que ya está elevando la tasa de inflación en todo el mundo, ha complicado enormemente la situación a la que se enfrentan los principales bancos centrales del mundo.
Antes de la crisis bélica estaban en vías de empezar a endurecer la política monetaria, una operación ya delicada dado que los mercados financieros se han vuelto tan dependientes del dinero barato que incluso una pequeña subida podría provocar turbulencias en los mercados e incluso una recesión.
Ahora la inflación se dispara y el sistema financiero se vuelve aún más inestable. La primera indicación de cómo piensan reaccionar llegará hoy cuando el Banco Central Europeo (BCE) anuncie la futura dirección de su política monetaria.
El mes pasado, el consejo de gobierno del BCE dijo que emprendería una 'normalización gradual' de la política monetaria, incluyendo una posible reducción de su programa de compra de activos y una subida de los tipos de interés al menos a finales de año.
Las indicaciones de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, y del economista jefe del BCE, Philip Lane, apuntan a que estos planes podrían quedar en suspenso.
Como señaló el Financial Times, Lagarde ha dicho que el banco 'tomará cualquier medida necesaria' en respuesta a la situación de Ucrania. Lane dijo que podría aceptar una inflación superior a su objetivo del 2 por ciento cuando se trate de 'un choque de oferta adverso' y que el banco podría considerar 'nuevos instrumentos de política' para apoyar a los mercados financieros.
Sin embargo, tales medidas podrían ampliar las divisiones ya existentes en el consejo de gobierno del banco. Algunos miembros podrían insistir en que la política de 'normalización' debe continuar en unas condiciones en las que la inflación alcanzó un récord en la eurozona del 5,8% en febrero y se espera que llegue al 7% a finales de este año.
El FT citó a un 'halcón' del consejo de gobierno que dijo: 'Es obvio que la inflación seguirá con nosotros, así que tenemos que hacer algo. No podemos limitarnos a decir que vamos a esperar y ver'.
La Reserva Federal determinará su política monetaria la próxima semana, y ya ha previsto una subida del 0,25 por ciento, con otras subidas de la misma cuantía a lo largo del año, además de empezar a reducir sus tenencias de activos financieros por valor de $9 billones.
Las expectativas de subida de los tipos de interés ya han tenido un gran impacto en Wall Street, donde el índice NASDAQ, de gran peso en el sector tecnológico, ha caído casi un 20% en lo que va de año.
Las acciones de las empresas tecnológicas, muchas de las cuales aún no han obtenido beneficios, son muy sensibles a las subidas de los tipos de interés porque sus 'expectativas' de beneficios futuros se descuentan al tipo de interés vigente para determinar su valor de mercado actual: cuanto más alto sea el tipo, más bajo será el valor.
Un artículo de Robin Wigglesworth en el FT señalaba: 'En términos de dólares, el mercado de las grandes tecnológicas ha perdido ya más de $5 billones desde su pico de noviembre, más que las pérdidas en dólares del NASDAQ durante toda la burbuja de las puntocom en 2000-02'.
La posición relativamente más fuerte de las grandes empresas tecnológicas —nombres tan conocidos como Apple, Google y Microsoft— estaba ocultando la magnitud de los daños. Pero la rápida caída de las acciones de Meta (propietaria de Facebook) indica que ni siquiera las grandes tecnológicas son inmunes.
Se calcula que casi dos tercios de los 3.000 miembros del NADAQ han caído al menos un 25% desde sus máximos de 52 semanas. Casi el 43% ha perdido más de la mitad de su valor y una quinta parte ha caído más del 75%.
'Los $5,15 billones que se han evaporado del NASDAQ en las últimas semanas es como si todo el mercado bursátil del Reino Unido hiciera 'puf'', escribió Wigglesworth.
Goldman Sachs ha calculado que si la Reserva Federal decide endurecer enérgicamente la política monetaria —y es posible que decida hacerlo con la previsión de que la inflación aumente aún más en EE.UU., llegando posiblemente a niveles de dos dígitos— el NASDAQ podría caer otro 17%.
Wigglesworth concluye que es posible que no se repita la quiebra de las puntocom, pero añade que 'la magnitud de la destrucción de la riqueza ya es enorme' y que las 'repercusiones más amplias son aún desconocidas, y podrían ser significativas'.
(Publicado originalmente en inglés el 9 de marzo de 2022)