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Perspectiva

La “ofensiva de primavera” produce un baño de sangre para Ucrania

Esta captura de pantalla de un video publicado por las fuerzas armadas rusas muestra varios tanques Leopard 2 y vehículos de infantería Bradley destruidos en la ofensiva ucraniana

Cuando la “contraofensiva” ucraniana comenzó la semana pasada, fue aclamada por la prensa estadounidense como un giro decisivo de la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia.

Bret Stephens la describió en el New York Times como, “Una jugada final para Ucrania” que produciría “una derrota aplastante e inequívoca” de Rusia. El columnista Max Boot del Washington Post citó al general David Petraeus, quien dijo que espera, “que los ucranianos logren importantes avances y alcancen más de lo que la mayoría de los analistas predice”.

Todas estas declaraciones han demostrado ser delirios o autoengaños.

A los diez días, la ofensiva se ha convertido en un baño de sangre para los soldados ucranianos, muchos de los cuales son nuevos reclutas con poco o ningún entrenamiento. El Gobierno ucraniano afirma que ha capturado apenas 100 km cuadrados de territorio en la última semana, al costo de miles de vidas. Ha llegado al punto en que la prensa estadounidense describe como un gran triunfo la habilidad de las fuerzas ucranianas para capturar y mantener por algunas horas un diminuto pueblo anodino.

El estado actual de la guerra recuerda la carnicería de la Primera Guerra Mundial, incluyendo masacres horrendas como la batalla de Somme, que dejó hasta 60.000 bajas en su primer día. Si bien las muertes en Ucrania no han llegado a este nivel, no cabe duda de que los soldados ucranianos están muriendo por montones en el equivalente moderno de las masacres en las guerras de trincheras.

Según cifras que Ucrania no ha contradicho, los funcionarios rusos afirman que Ucrania está perdiendo 1.000 soldados cada día durante la ofensiva, lo que significaría como mínimo 10.000 muertes ucranianas hasta la fecha.

Los medios de comunicación generalmente encubren el horror de la guerra, pero algunos reconocen esta realidad. El Guardian citó a un funcionario estadounidense que afirma que habrá “combates costosos y desgastantes por muchos meses”. Los funcionarios indicaron que las bajas rusas “no son significativas”, añadiendo: “La idea de que los rusos simplemente iban a deshacerse y que los ucranianos cruzarían fácilmente su línea defensiva fueron sueños descabellados”.

Un artículo del New York Times escrito por Helene Cooper, plantea fríamente la interrogante: “¿Sufrirá Ucrania muchas bajas en la contraofensiva?”. La respuesta: “Eso ya está ocurriendo. Los funcionarios estadounidenses han confirmado que las tropas ucranianas han sufrido bajas y perdido equipo en las batallas iniciales. Hay poca información sobre las bajas rusas, pero los funcionarios señalan que los atacantes usualmente sufren mayores bajas iniciales que los defensores atrincherados, por las razones descritas anteriormente”.

El Times luego pregunta, “¿Significa eso que la contraofensiva está fracasando?”. Su respuesta: “No. Dos funcionarios estadounidenses dijeron el lunes que el principal empuje de la contraofensiva probablemente no había comenzado”.

En otras palabras, estas muertes apenas son el pago inicial. Con total indiferencia, EE.UU. y las otras potencias de la OTAN, junto a sus voceros en la prensa, tratan las vidas de los ucranianos como carne de cañón. La consigna fascista “Slava Ukraini” se ha transformado en “sacrificio de ucranianos”.

¿Y para qué? Desde el principio, el verdadero objetivo de la ofensiva ucraniana era sentar las condiciones políticas para que la OTAN intervenga más directamente en la guerra.

Como lo señaló el sábado el New York Times:

Algunos avances en el campo de batalla, o bien decimando el ejército ruso, o bien tomando territorio, o ambos… generaría apoyo en Europa para algún tipo de garantía de largo plazo para la seguridad de Kiev.

Tanto Ucrania como sus aliados occidentales han invertido en la contraofensiva porque, independientemente del resultado específico, sentará las bases para la próxima etapa de la guerra. El plan estadounidense y británico para ayudar a proteger Ucrania involucra generar apoyo para dar garantías de seguridad robustas por parte de Estados Unidos y los países de la OTAN…

El jueves, el secretario de Defensa estadounidense Lloyd Austin y el presidente del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, auspiciarán una reunión del Grupo de Contacto sobre la Defensa de Ucrania en la base aérea de Ramstein. A esto le seguirá un encuentro de los ministros de Defensa de la OTAN el 16 de junio.

Estas reuniones dejarán listo el escenario para la cumbre el 11 y 12 de julio de la OTAN en Vilna, Lituania, donde se espera que las potencias de la OTAN anunciarán algún tipo de alianza militar formal con Ucrania, que a su vez abrirá la puerta para la participación directa de las tropas de la OTAN en el conflicto.

La reunión en Vilna había sido concebida como una cumbre de vencedores, anticipando el contexto de una ofensiva exitosa para darle varios ultimátums a una Rusia en la retaguardia. Pero ha emergido un escenario completamente distinto: ante una debacle militar, Estados Unidos está intensificando su intervención en la guerra.

El Wall Street Journal reportó el martes que el Gobierno de Biden ha decidido suministrar armas de uranio empobrecido a Ucrania, que se sabe que causan cáncer, y que está discutiendo el despliegue de bombas en racimo.

El viernes, el American Enterprise Institute publicó un artículo de uno de sus investigadores, Michael Rubin, abogando por el despliegue de armas nucleares estadounidenses en Ucrania. El artículo lleva el título “¿Puede Biden disuadir un ataque nuclear ruso en Ucrania? Sí, entregándole armas nucleares tácticas a Ucrania”.

Rubin pidió a la Casa Blanca que amenace con enviar armas nucleares “sin controles sobre dónde y cómo puede usarlas Ucrania”.

Finalmente, las potencias de la OTAN están procediendo rápidamente a incorporar a Ucrania en la Alianza Atlántica o alguna forma de alianza militar formal que allanaría el camino a la participación directa de la OTAN en el conflicto.

La guerra en Ucrania se ha vuelto una cuestión existencial para el Gobierno de Biden y la OTAN. Tras haber desangrado Ucrania, los imperialistas necesitarán arrojar más cuerpos hacia los cañones rusos.

El Gobierno de Biden está repitiendo el patrón antiguo de EE.UU. de responder a las debacles militares con escaladas. A menos que la guerra sea detenida, se convertirá en una enorme catástrofe para toda la humanidad.

El 5 de junio, después del primer día de la contraofensiva, el World Socialist Web Site escribió:

La necesidad urgente es conectar el movimiento en ciernes de la clase trabajadora con la lucha contra el imperialismo, que está arrastrando a la humanidad hacia el apocalipsis de una guerra nuclear. Es necesario combinar la oposición al militarismo y la guerra con la oposición a la desigualdad, la explotación y el sistema capitalista, que representa el origen de todas las crisis que enfrenta la humanidad.

Ahora que la contraofensiva ucraniana ha resultado en una sangrienta debacle, la construcción de tal movimiento es aún más urgente.

(Publicado originalmente en inglés el 14 de junio de 2023)

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